lunes, 21 de septiembre de 2020

EDITORIAL

El 19 de septiembre es una fecha marcada en la historia de México por dos terremotos que no solo sacudieron casas y edificios, sino también los corazones de millones de personas. Muchos perdieron sus hogares, otros tantos sufrieron la muerte de seres queridos, pero los sismos de 1985 y 2017 sirvieron para unir a los mexicanos como nunca antes. 


En el lejano 1985, un terremoto de magnitud 8.1, con epicentro cerca de la costa de Michoacán, sorprendió al entonces Distrito Federal y varios estados más. No existía la alerta sísmica, el reloj marcaba las 07:17 horas, millones se dirigían a su lugar de trabajo o estudio.  La marcada fecha del 19 de septiembre volvería a poner a prueba a México 32 años después, en 2017, cuando a las 13:14 horas un sismo de magnitud 7.1, con epicentro en Axochiapan, Morelos, tomó por sorpresa a todos. La alerta sísmica no sonó hasta que el movimiento fue perceptible, con él se desplomaron edificios de la CDMX como el Colegio Rébsamen.


Este 19 de septiembre queremos recordar cómo México demostró ser uno de los pueblos más poderosos del mundo cuando de ayudar al prójimo se trata, las donaciones y las manos sobraban en los centros de acopio. La sociedad rebasó al Gobierno en su capacidad de respuesta. 


Los desastres son el punto de partida para el sumergimiento del concepto de Protección Civil en México. En nuestro país los desastres provocados por la erupción del volcán Chichonal en Chiapas en 1982; la explosión de tanques de almacenamiento de gas en San Juan Ixhuatepec (San Juanico), Edo de México en 1984; y los sismos del 19 y 20 de septiembre en la Ciudad de México, en 1895, son el antecedente inmediato de la creación en 1986, del Sistema Nacional de Protección Civil en México, con la finalidad de estar preparados para dar una respuesta civil a emergencias de esta índole para desarrollar la cultura necesaria de prevención y autoprotección en toda la población.


Aunque es difícil ver lo positivo ante un escenario tan desolador, al analizar ambos eventos, no podemos dejar de resaltar la increíble solidaridad, resiliencia y capacidad de respuesta y organización de los mexicanos. Es excepcional la forma que la ciudadanía dio un ejemplo de ayuda. Presenciamos la capacidad de la sociedad mexicana para organizarse ante un momento de crisis. Sin duda, la respuesta inmediata de miles de voluntarios para ayudar a sus compatriotas en desgracia es esperanzadora. 


México es un país con una riqueza histórica incomparable, la historia mexicana ha demostrado una y otra vez el talento su pueblo para superar grandes adversidades mediante la acción conjunta con solidaridad.


Hoy en día, la pandemia del covid-19, nos ha colocado a todos ante el reto más importante y trascendente que como sociedad hayamos enfrentando. Su impacto en la salud como en la economía es de magnitudes aún desconocidas. México hoy demanda unidad, entrega y solidaridad, es determinante que todos los sectores de la sociedad nos unamos a compartir responsabilidad, a que juntos logremos hacer frente a la adversidad que nos atañe. Ya lo hemos demostrado antes.





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