Llevo la cafetera francesa a la mesa, la perfumada infusión oscura colma el espacio, lleno mi taza y quisiera que todos pudieran disfrutar de este buen café. Eso me lleva al debate por la búsqueda del bienestar de todos, que se ha dado desde hace miles de años, por un lado se afirma que sólo los elegidos pueden acceder a la riqueza de un espacio delimitado, los demás tendrán que pelear por las sobras en esa patria, así los menos afortunados, pese al trabajo y las duras jornadas apenas sueñan alcanzar mejorías en su calidad de vida.
En la actualidad y después de todas las revoluciones científicas y humanísticas los países nórdicos, ubicados en las penínsulas de Escandinavia y Jutlandia destacan por sobre el resto del mundo por sus políticas sociales, por la repartición de la riqueza y la participación de todos en las empresas del estado. La clave es que el estado y las empresas de ese país promueven la riqueza buscando originar el bienestar general de la población, evitando sólo el beneficio de unos cuantos.
Hablar de México como un estado que promueve el bienestar común para muchos es una vil utopía, un sueño guajiro o un acto de onanismo mental, pienso que estamos muy lejos de alcanzar en nuestra cultura las ideas de luchar por todos, de ver por todos y proteger a todos. Aunque hemos visto que nosotros como mexicanos ante la adversidad somos capaces de quitar rocas, de asistir al herido y de rescatar al caído, eso debe significar algo hoy día que estamos a diario en crisis y emergencia.
Nos falta realizar diagnósticos serios sobre los problemas del país, generar mecanismos administrativos, contables, ejecutivos y legales para llevar a cabo las políticas económicas del bienestar común, empujarlas con vigilancia, análisis y evaluación.
Fomentar los acuerdos, trabajar con los desacuerdos, aplaudir la buenas ideas aunque no sean de quien esté al poder, y no empecinarse en imponer las ideas propias cuando se puede demostrar que no servirán, busquemos el bien de todos, no de los de siempre, eso ya debe pasar, eso ya debe terminar, el costo político no importa, lo que debe imperar es el bien de todos.
Tomemos lo mejor del socialismo y lo mejor del capitalismo para sacar adelante a este país, obliguemos a los políticos a armar campañas que pugnen por el bienestar social, y una vez electos hay que exigir que gobiernen con estrategias que huelan, vaya que apesten a bienestar común, que vayan primero, todo lo que sea intereses de grupo o de particulares que queden al final.
En estos tiempos el interesado y tramposo vecino del norte anda ocupado buscando como recuperar su hegemonía, podemos independizarnos del dólar, escuché a alguien hablar de bonos sociales de participación para rescatar o empoderar a las empresas mexicanas con problemas o con capacidad para crear riqueza, hubo quien propuso usar de nuevo los metales preciosos como monedas de cambio, todas esas ideas que no son del todo descabelladas pueden impulsarse, algo bueno pueden traer, yo creo que México puede vérselas sin USA.
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