Los entonces candidatos a la presidencia de la república y a la gubernatura de Veracruz, Andrés Manuel López Obrador y Miguel Ángel Yunes Linares, coincidieron en definir un mismo tema relativo al futuro del país y del estado. Ninguno de los dos salió por la tangente, omitieron respuestas o en el último de los casos fingieron demencia senil. Ambos asumieron una posición seria, realista y con la firme convicción de obtener el triunfo electoral y luego el constitucional en situación adversa, desfavorable.
Un reportero preguntó al entonces candidato del Partido Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), si en seis años podía enderezar el país en materia política, económica y social. López Obrador, después de mirar y sonreír al periodista, respondió con la tranquilidad que le caracteriza: “Yo soy político, no mago” y luego emplearía la frase, “para que el país salga de la actual situación en la que lo hundieron, se necesitan unos seis sexenios, 36 años aproximados, caminando en la misma dirección”.
Semanas después, otro comunicador preguntaría al candidato al gobierno de Veracruz, si dos años son más que suficientes para sacar al estado del bache económico. Yunes Linares respondió en forma tranquila sin antes dejar escapar una sonrisilla maliciosa: “Yo soy político, no mago ni santo para hacer milagros” y en los siguientes segundos complementó la respuesta. “Se requieren unos cinco sexenios cuando menos con la misma orientación política para regular su estado financiero…Mínimo unos treinta años”.
El país y el estado enfrentan serios problemas de carácter más económico que de relieve político. La tarea no es nada fácil por el monto elevado de la deuda contraída en los gobiernos de Patricio Chirinos Calero, Miguel Alemán Velasco, Fidel Herrera Beltrán y Javier Duarte de Ochoa. Los intereses generados por la falta de pagos puntuales, mantienen de rodillas al país y al estado. No hay mucho margen de maniobra para alinear a la banca de desarrollo, comercial y acciones en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV). Las tasas de interés sangran en forma discreta la economía del país y del estado.
Andrés Manuel López Obrador y Miguel Ángel Yunes Linares no nacieron ayer, conocen los altibajos de la política, saben a la perfección de lo que hablan y de lo que hacen. Los dos dominan la entraña del poder como que surgieron de las fisuras del decadente Partido Revolucionario Institucional (PRI). El jugar con más de 125 millones de habitantes del país o con los 8 millones 112 mil 505 habitantes de Veracruz, puede acarrear consecuencias de alto peligro social.
Yunes Linares deja una deuda estimada en más de 109 mil millones de pesos, contraída con empresas y prestadores de servicios, por bursatilizar el impuesto de la tenencia vehicular y, para pagar, compromete las participaciones federales de los próximos treinta años, cinco sexenios. De acuerdo al Observatorio de las Finanzas Públicas de la Universidad Veracruzana (OFPUV), la deuda estatal asciende a 115 mil millones de pesos.
Sin embargo, algunos hilos sueltos se niegan a precisar de una buena vez a cuánto asciende la deuda real de Veracruz. Para cinco instituciones bancarias comerciales la cifra se eleva a 509 mil 200 millones de pesos, distribuidos en la siguiente manera: 4 mil 100 millones a Interacciones; mil 500 millones a del Bajío; mil 100 millones a Afirme; una primera emisión de mil millones de pesos y otra segunda emisión de 500 millones a Mifael y mil 400 millones a Inbursa.
Andrés Manuel López Obrador recibirá una deuda estimada de un poco más de 10 billones 58 mil 800 millones de pesos, de acuerdo al segundo informe trimestral emitido por Finanzas Públicas de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
La diputada local de MORENA, María del Rocío Pérez Pérez, por el distrito de Cosoleacaque, declaró en la última semana de julio que Veracruz debe pagar 263 mil 831 millones de pesos por concepto de amortizar la deuda y cubrir intereses, durante el período de enero a diciembre del 2018.
La situación financiera del país y del estado, no se ve del todo fácil. ¿Qué medidas a corto, mediano y largo plazo adoptarán los gobiernos de Andrés Manuel López Obrador y de Cuitláhuac García Jiménez, para salir del paso? Se lo dejamos de tarea.
carlos.lucioacosta@rocketmail.com
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