Últimamente se ha escuchado con mucha frecuencia la palabra ‘transformación’ ya que fue un slogan de campaña que permeó en la conciencia de los ciudadanos, entendiéndose ésta como un cambio de raíz, en la manera de hacer política o de gobernar, lo que motivó a la mayoría de los mexicanos a decidir por quién votar.
No obstante, la transformación, puede aplicarse en diferentes órdenes, es decir en lo individual, en lo laboral, en lo local o en lo general, por mencionar algunos casos. En el caso de Coatepec, el centro de la ciudad ha sido sujeto a una positiva transformación al dejar de ser un área sucia, desordenada, invadida de manera anárquica por grupos de vendedores que no les interesa en nada, ni la ley ni el ciudadano, para convertirse en calles despejadas donde las familias pueden transitar sin problemas, calles limpias y tráfico regulado.
Esta transformación, no es otra cosa que hacer lo que se debe. En muchas ocasiones se ha mencionado que los funcionarios públicos están obligados a “cumplir y hacer cumplir” las leyes y reglamentos. Si se había caído en una situación que se convirtió en insostenible, obedeció a que esos servidores públicos de diferentes administraciones, nunca se preocuparon por hacer su trabajo. La omisión genera caos. Y si las autoridades, o sea los ediles, solapan ese tipo de negligencias de funcionarios, entonces caemos en la anarquía, ya que hay grupos que esperan eso, para actuar a sus anchas.
En otro nivel, ahora que ha iniciado el cambio de gobierno con la instalación de la LXIV Legislatura en el Congreso de la Unión, el ciudadano espera que se corrijan muchas cosas que los gobiernos como el actual saliente, omitieron o solaparon, dando pie a la lamentable situación en que se encuentra el país, sin desarrollo, sin empleo, con demasiada delincuencia, inseguridad, pobreza, marginación, etc.
Ya ha iniciado la “cuarta transformación” con nuevas Cámaras de Diputados y Senadores, que esperamos cumplen las expectativas que en ellos se han depositado. Mejor calidad de vida para todos, desarrollo económico, empleos, pero sobre todo, acabar con la corrupción y sancionar a quienes en ella han vivido.
Tenemos un país maravilloso que ha sido dañado por políticos sin valores, corruptos, ladrones e ineptos. O más bien mal intencionados que pertenecieron a un sistema donde se propició el saqueo y la impunidad. Necesitamos patriotas que antepongan los intereses del país a cualquier otro.
Todo está normado, desde la Constitución hasta los reglamentos municipales. Solo hay que aplicarlos sin distingo ni parcialidad.
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