lunes, 8 de julio de 2019

Cerca del Cielo Por: José Ramón Flores Viveros


Escalofrío Blanco y aniversario de columna. (II y última parte)



Al estar a salvo con el grupo, fui victima de un justificado regaño, un año antes, un escalador japonés había cometido el mismo error, y la descripción que ellos hicieron de aquel accidente, fue muy parecido a lo que Páez, relato de Valero. El japones desapareció repentinamente cuando en un siniestro estruendo, se rompió la delgada capa cristalizada, encontrando la muerte en su violenta caída al interior de la grieta, la misma que yo había recorrido. Fue una caída brutal, al grado de que cuando encontraron su cuerpo, había perdido uno de sus brazos. Estuve en los brazos de la muerte sin saberlo.

En esa misma ocasión, cuando descendíamos de la montaña, un alpinista neozelandés bajó esquiando, casi en la cumbre, ya con el equipo, se dispuso a descender, la verticalidad era de infarto, y sabia del asunto, pero es un hecho, que también hay que tener prudencia en el terreno desconocido. Y esto es una moraleja de la vida, comenzó a descender, cada vez con más velocidad y elegancia. Lo hacía con maestría y gracia, tengo aun gravado en mi mente, cuando en un momento se abrió de manera espectacular dibujando sobre la nieve una curva. Pasó entonces a escasos centímetros de un precipicio, un mal cálculo, que casi lo hace salir volando sobre una caída de mas de mil metros de altura.

Recuerdo que me cubrí la cara, cuando vimos como viró hacia su izquierda al borde de la mortal caída. El tipo era de temple, siguió bajando como si nada hubiera ocurrido. El peligro siempre se encuentra agazapado en una montaña, y como decía el famoso alpinista polaco Yersi KuKusca, uno de los mejores alpinistas del mundo, escalador de los 14 ocho miles de Himalaya, y quien murió en el Lot Se, su muerte fue muy rara y hasta un poco irónica, al llegar a la cumbre, levantó los brazos a manera de triunfo, de forma sorpresiva una feroz ráfaga de viento, le dio de lleno, arrojándolo al vacío. Yersi, decía que los accidentes ocurren casi siempre bajando de la montaña, el escalador se relaja, embriagado por el triunfo. Como el chofer del camión, que regresa de haber cumplido con su trabajo, da por hecho que ya esta en su casa, y se accidenta de manera inesperada y mortal.

Cerca del cielo, a quien sigo considerando solo un intento de columna, cumple años, agradezco de todo corazón a quienes dedican su valioso tiempo para leerla. Gratitud especial para quienes permiten en sus páginas su publicación. Con nada pago esto. Son ya 16 años de vida, mismo tiempo de que se marchó mi padre de este planeta, Don Ramon Flores Méndez. Sin ánimo de justificación alguna, es un hecho que he sido reiterativo y repetitivo en muchos de los temas plasmados en la columna en todo este tiempo.  Leí algo que dijo un verdadero escritor, y sin merecimiento alguno, también lo hago mío.” Los escritores, siempre terminamos escribiendo sobre lo mismo.” Lo hago mío, no tanto porque me crea o sea escritor, sino más bien a manera de justificación.

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