Puede ser uno más o uno menos; depende del punto en que se encuentra cada cual. Para quienes ya cruzamos la línea del cenit es uno menos, y saberlo provoca cierta nostalgia, pues entendemos que inexorablemente el paso hacia lo desconocido se vislumbra más cerca.
No resulta buena idea anclarse a la nostalgia, pues la conciencia de que nos queda menos tiempo nos debe llevar a vivirlo con mayor intensidad, buscando la esencia de las cosas y soslayando lo banal.
Cuando un año termina siempre conviene hacer un balance bajo una lógica retrospectiva. Reconocer nuestros yerros y aprender de ellos, olvidar los momentos desagradables para quedarnos solo con los buenos, reconocer también los aciertos, cuidando el no caer en la vanidad, es un ejercicio por demás necesario.
Un año nuevo es una oportunidad valiosa para la reflexión, es un boleto más para el tren de la vida y conviene despojarnos de lo que pesa y estorba para lograr un andar ligero que nos lleve lejos en el disfrute de las maravillas de este mundo reservadas para los humildes de corazón.
Muchos, al inicio de años, establecemos un variado y extenso catálogo de propósitos como: hacer ejercicio, bajar de peso, leer, ahorrar, emprender un negocio, acudir al chequeo médico, dejar adicciones, acercarse a Dios, practicar la tolerancia, y así, la lista puede continuar, lo cierto que muchos de estos propósitos que cada año se refrendan, queda solo en eso, pues ceden ante la rigidez de nuestro patrones de conducta y la dinámica inercial de la sociedad actual que nos impone una competencia sin sentido que se nutre en la ansiedad de pretender siempre más, de acumular cosas que a veces resultan innecesarias, sin darnos cuenta que incluso estorban y embelesan al grado de perder el sentido esencial de la existencia misma.
En este año, mi deseo es que a usted, le vaya bien, que tenga salud, que encuentre el justo equilibrio de las cosas, que en su familia haya armonía y en sus relaciones cotidianas comprensión y amor, que trabaje con éxito en la conformación de un patrimonio que le dé estabilidad pero sin estar dispuesto a cualquier cosa para lograrlo, que se percate de la presencia de Dios, que disponga de tiempo para encontrarse con usted mismo, que encuentre un momento para todo, que sepa que las cosas no son para siempre y que los tragos amargos también son vida, que no pierda el camino de la verdad, en síntesis, que tenga dicha y prosperidad, y por favor, sea usted feliz
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