lunes, 7 de septiembre de 2020

Espresso Cortado Por: Gilberto Medina Casillas

 Estrategia equivocada.



Esta administración pública federal es la madre de las equivocaciones. No me interesa cuestionar al gobierno, sino señalar un error del tamaño del mundo.


El regreso a clases usando medios electrónicos es una tamaña equivocación que nos muestra la intención de ‘taparle el ojo al macho’ y no de solucionar problemas. López y Moctezuma creen que viven en Suiza. Ni siquiera la ley de Pareto (vamos, aunque sea por el 85%) cuadra esta decisión de las clases electrónicas, siguiendo el modelo universitario de la Pandemia, que sí ha funcionado, con los aplicados, en la educación privada. 


Es imposible para la escuela primaria, repito: ¡imposible! La secundaria electrónica, vía TV tiene escaso rendimiento: 18%; para prepa un poco mejor, 27% y, para la universidad al 47% de efectividad. En cuanto a los alumnos que se suman convenientemente a las clases vía TV o Internet.


Esto en cuanto a la población escolar ‘normal’ urbana, quienes acudían a las aulas y que estos ineptos gobernantes creen que van a ponerse delante de un dispositivo electrónico. El esfuerzo que el país está desperdiciando, cuyo costo es elevadísimo y su beneficio educativo escaso, es una medida inconstitucional. Pero ya sabemos que eso no le interesa a esta administración, lo grave es que ahonda la brecha social y económica entre los que tienen acceso a los medios electrónicos y los que no.


Vamos a despejar esta incógnita: ¿cuántos alumnos no tendrán acceso al sistema de educación público electrónico? Vamos a partir de un supuesto lógico, el 75% de la población escolar en las localidades mayores de 10,000 habitantes, podrán tener acceso a clases en línea.


Así, hagamos cuentas. La población escolar en México es de 47 millones, en los distintos niveles y grados educativos. De esos 47 millones, 11 viven en localidades menores de 10,000 habitantes, por lo cual es difícil que cada vivienda cuente con conexión de Internet.  7.8 millones viven en localidades menores a 2,500 habitantes, estos, definitivamente, salvo excepcionalmente, no cuentan con conexión de Internet y solamente el 27% de las viviendas tienen televisión.


¿Qué hace, entonces, este gobierno ocioso? ¿Taparle el ojo al macho con un esfuerzo descomunal que nace como un fracaso anunciado?


No se puede intentar cumplir con la responsabilidad que el Artículo 3° constitucional establece, ‘educación laica y gratuita, primaria y secundaria, consideradas ambas como obligatorias’, sin una estrategia correcta. Así como ‘han vuelto a clases’ están generando exclusión educativa, con base en una diferencia socio-económica entre distintos segmentos de la sociedad nacional.


El esfuerzo, en las localidades urbanas, en que involucran a los padres como responsables de las clases de sus hijos es injusto y nada pertinente. Y el desempeño de maestros y alumnos, por más encomiable que pudiera ser, es verdaderamente paupérrimo. Están iniciando, sí, la curva de aprendizaje, sí, pero solamente en aquellas localidades donde haya señal de TV e Internet. Y solamente se sumarán aquellas familias que posean los medios para hacerlo.


Grito angustiado: ¡Ya, gobierno de nadie, déjense de estar haciéndose patos y pónganse a pensar!

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