lunes, 16 de agosto de 2021

Cavilaciones del Dr. Caturra

 La emisión de ruidos y su regulación


Procuro no beber café por las noches, antes podía ingerirlo y dormir como un santo; con el paso de los años eso cambió, se me espanta el sueño con la cafeína. En una de esas noches de insomnio escuchaba en la lejanía los cohetes estallando, parece que hay una imagen religiosa cada día digna de ser celebrada con pirotecnia. No es barato adquirir estos explosivos, con mucha frecuencia y por horas obstinadamente lanzan al cielo varillas explosivas, taladrando los sensibles oídos de los perros y desatando un coro de ladridos.


Eso nos lleva a cavilar, ¿Quién regula, mide, controla o sanciona la emisión de ruidos al ambiente? De acuerdo a la Norma Oficial Mexicana número 081, los municipios, la direcciones del medio ambiente y las jefaturas de tránsito son responsables de vigilar este agente contaminante.


Los señores que ponen bocinas en sus negocios con música en volumen altísimo para llamar la atención de los transeúntes, los alejan, esas canciones románticas de banda, rechazo o desamor poco o nada hacen por atrapar incautos. Los templos que rinden culto a sus deidades y que cada domingo o día patronal alzan alabanzas teniendo como medio de trance ruidosos conciertos de rock en donde la batería, el bajo y la guitarra eléctrica son fervientes protagonistas del culto. Estas cíclicas canciones in crescendo, en vez de enamorar seguidores, logran incomodar, no permiten la concentración y no dejan dormir a las pobres criaturas del señor que tienen en el domingo su único día de descanso.


El joven barbado se lanza en una calle, con su auto tuneado que pasó de ser un modesto y austero automóvil, para convertirse en un pretencioso y gracioso remedo de súper-auto, su brazo recargado en el marco de la puerta es una pose de urgencia, requiere atención, el escape suena desesperadamente, un pequeño motor ruge como una bestia en celo con cada aceleración, mientras suena en el interior y hacia el exterior un fastidioso reggaeton que grita ferozmente, mírenme, existo.


Por otra parte, una familia se hace de un perro, una mascota para encerrarla y olvidarla. Ese pobre animal enfermo, traumado y desequilibrado ladra a cada cosa que se atreva a cruzarse por su campo olfativo o visual, así ladrarán a altas horas de la noche y por la madrugada. Desesperados lamentos de atención que desesperan a los que desean descansar.


Todos estos populares, comunes y cada vez más frecuentes personajes de la cultura cotidiana no saben de la Ley contra el ruido del Estado de Veracruz. Planean sus molestas actividades sin que una sola autoridad se los cuestione, nos estamos enfermando con tanto ruido.


Hay un nivel máximo permitido de ruidos que pueden generarse y sólo por un lapso de tiempo, la exposición prolongada a estos deriva en enfermedades relacionadas con el sueño, la ira y el estrés. Se deben contar con permisos para poder hacer bulla en ciertos horarios, las fábricas, empresas y talleres deben observar estas indicaciones, vaya, hasta los señores que forman parte de un mariachi están regulados para llevar serenata. Por favor, no hagan escándalo, dejen dormir.



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