lunes, 18 de mayo de 2020

Con-Ciencia El mito de la relación de las vacunas con el autismo




Es común que muchas ideas equivocadas pasen a ser parte de la ideología de las personas. Pese a tener la información a la mano la gente prefiere no escuchar a la ciencia aún cuando puede darles una respuesta real. Tal es el caso del Movimiento Anti-Vacunas, un grupo que cree que las vacunas causan autismo en los niños al ser vacunados y las rechazan ferozmente.

Lo primero que debemos preguntarnos es: ¿Hay alguna relación entre las vacunas y el autismo?

No. No existe una conexión entre las vacunas y el autismo. El autismo no es una enfermedad, no se puede contraer ni contagiar, es un trastorno que afecta el cerebro y que hace que la comunicación y la interacción con otras personas sea más difícil. Las causas del autismo se desconocen. Se cree que la genética, las diferencias en la anatomía cerebral y otros factores ambientales como edad y enfermedades de los padres contribuyen al desarrollo de esta afección en los niños.

Entonces, ¿cómo surgió la idea de que las vacunas desempeñan un papel en el desarrollo del autismo? Tal vez la culpa reside principalmente en un estudio fraudulento publicado en 1998, donde se sugirió que la triple vírica (vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola), o una infección provocada de forma natural por el virus del sarampión, puede causar el autismo. Desde entonces, ha habido una gran cantidad de estudios científicos que han demostrado que no existe ninguna relación entre las vacunas, o cualquiera de sus ingredientes, y el autismo. Y se comprobó que la investigación en la que se basaba aquel estudio era falsa y que tenía intereses financieros. El médico que lo publicó se le prohibió ejercer medicina y la revista de medicina que lo publicó se retractó (lo que significa que reconoció que el artículo nunca tendría que haberse publicado).

A pesar de la gran cantidad de pruebas que existen sobre lo seguras y eficaces que son las vacunas, algunos padres siguen optando por no vacunar a sus hijos, o por retrasar sus vacunaciones, lo cual es muy arriesgado, porque enfermedades, como el sarampión, que se pueden prevenir mediante la vacunación, siguen existiendo a nuestro alrededor y otras enfermendades ya erradicadas podrian surgir nuevamente exponiendo a más personas. Por lo tanto, si un niño no vacunado desarrolla una de esas enfermedades que se pueden prevenir, las personas que estén en contacto con él, podrían enfermar e incluso llegar a morir. 

Si le preocupa cualquiera de las vacunas recomendadas, hable con el médico de su hijo al respecto. Pregúntele sobre los efectos beneficiosos y los riesgos de cada vacuna y sobre por qué son tan importantes.

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