lunes, 18 de mayo de 2020

Espresso Cortado Gilberto Medina casillas Cadena de deudores




Me comentaba un amigo que “los economistas no son capaces de prever grandes situaciones críticas de la economía, pero las explican a la perfección, una vez ocurridas”.

Y viene al caso porque hoy me voy a referir a un síntoma de la recesión, la cual, a su vez, es como una enfermedad pandémica que afecta a la economía, minando y destruyendo los ingresos y concomitantemente, los ahorros, de la gente.

Al sistema que acompaña al desempleo, al estancamiento de inversiones y disminución de tasas de interés, el espantoso monstruo de la recesión económica, genera, como un detritus (ya metidos en la onda del monstruo horrible) a ‘la cadena de deudores’.

Voy a poner dos ejemplos, mediante los cuales quiero, amigo lector, que tengas una idea de cómo el funesto síntoma, se convierte en un desencadenante que termina por detener el flujo del dinero.

Primer ejemplo. Sucede que a usted le pidió prestado un compadre, 5,000 pesos. Y usted, a regañadientes se los prestó. Pasó la fecha del prometido pago, entonces, fue usted y buscó a su compadre. A la tercera vuelta se dio cuenta que se lo negaban. Su compadre no daba la cara. ¿Por qué? ¿Porque es un timador? ¡No!, porque el terreno que vendió no se lo pagaron cuando quedaron, fecha comprometida antes de la fecha de pago acordada con el compadre; ¡Ah!, entonces el viejo que ya hasta ocupó el terreno y no ha pagado, es un abusivo. ¡No! Este señor se quedó sin liquidez porque quien le compró el café, no se lo ha pagado. Y así.

Segundo ejemplo, a la inversa (pero resulta lo mismo). El gobierno del Estado de Veracruz, porque la federación (SHCP) no le ha depositado las participaciones federales, porque hay extrañas mermas en los ingresos públicos y los recursos financieros disponibles resultan insuficientes, decide unilateralmente ‘suspender’ pago a proveedores para mantener la nómina. Generando así la cadena de deudores. Cuando el proveedor o contratista no recibe pago entonces no puede pagar a sus propios proveedores y sigue la cadena hasta que no le pagan al señor que vende café, quien no le ha pagado el terreno a su compadre, a quien, usted, le prestó cinco mil pesos.

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