lunes, 18 de mayo de 2020

DESDE LA FINCA


Flores, manjares e ignorancia.- Mayo ha traído a la zona cafetalera su característico calor, pero también fuertes aguaceros. Los ríos se vuelven a llenar y su cauce y su débil murmullo se ha convertido en un ronco fragor que se escucha a la distancia. Se han limpiado y lucen transparentes y cristalinos al primer sol de la mañana. Los campesinos saben que deben aprovechar la mañana, porque por la tarde llueve. Se dice que este año los huracanes estarán más fuertes. Abundan las flores y las frutas. Las abuelas recuerdan que siendo niñas, en este mes las llevaban a ofrecer flores a la virgen. Costumbre que ha quedado en el olvido. La finca luce una abundante floración que le da un sutil contraste entre el verde intenso y la blancura de los brotes. Mayo es abundante, tal vez por eso en este mes se celebra al patrono de los agricultores, campesinos y, en algunas partes, de la tierra y el agua: San Isidro; que lo mismo se le pide abundante cosecha que quite el agua y ponga el sol. Justo cuando el sol está en el cénit, sobre la vertical del observador, marca la hora del itacate, ya alguien se adelanta para hacer la lumbre. Esta ocasión es especial porque hace unos días, con los primeros aguaceros cayeron chicatanas. Esas hormigas de la zona que vuelan, que tienen un color rojizo y cuerpo alargado y que forman parte de la alimentación desde la época prehispánica por su gran aporte de proteínas y su exquisito sabor. Desde temprano los chiquitillos salieron a recogerlas antes de que se las coman los pájaros. Las mujeres de campo saben que hay que quitarles las alas, las patitas y la ponzoña, luego las tuestan en el comal de barro a fuego lento. Una vez tostadas se machacan en el molcajete con ajo y chiles conguitos. También empieza la temporada de chinins (Persea schiedeana) fruta muy valorada por su sabor y propiedades. Por lo que alrededor de la hoguera los campesinos disfrutan un delicioso taco, con una tortilla calentada directo de las brasas, hecho de chinini y salsa de chictanas que es un verdadero manjar de dioses. El placer es indescriptible en aroma y sabor, que convierte el bastimento en un banquete que solo en esta temporada se puede disfrutar. En la sobremesa, inevitablemente, sale el tema de la pandemia, que los campesinos la ven con respeto y reserva, pero no se pueden encuarentenar porque van al día, si no trabajan no comen. Así que protegidos por un medio ambiente limpio, continúan con sus labores. Sin embargo, es inevitable oír por el radio mucha información que los confunde. Por lo que no falta quien le consulte al viejo cortador curtido por el tiempo y el trabajo, su opinión al respecto, pues se habla insistentemente de la ignorancia de la gente, que ha propiciado que el virus se propague. A lo que el enchilado gourmet de rancho, el conocedor de las plagas y del éxodo, de las pestes y las curas; sin abandonar la masticación, arguye: “La ignorancia es atrevida. Como ignorancia se entiende la carencia de conocimientos o información, tanto a nivel general como específico. En este sentido, una persona puede mostrar ignorancia sobre algún asunto o materia particular, o sobre un campo completo de conocimientos. La palabra, como tal, proviene del latín ignorantĭa, que significa ‘no conocer’. Sin embargo, la ignorancia sobre temas específicos es una cuestión común a todas las personas. Todo proceso de aprendizaje parte de un inicial desconocimiento, de modo que, en este sentido, todos somos o hemos sido activamente ignorantes sobre incontables temas. Pero el uso de la palabra en el caso de la pandemia, hace referencia a ‘pasar por alto’, ignorar las medidas recomendadas, seguir saliendo a la calle y no cumplir con las sugerencias de higiene y cuidado. Y eso se da en todos los niveles no solo en analfabetas”. Nadie se percataba que el viejo sabio de los montes, en lugar de agua estaba ‘bajando’ su taco con guarnís de Mahuix, por lo que su elocuencia subió de tono: “Es imposible saber de todo, pues sólo se puede conocer una ínfima parte del conocimiento que la humanidad ha acumulado durante siglos. Pero ignorar órdenes, recomendaciones, leyes o reglas de la convivencia humana, eso sí está de la chingada porque afecta a todos. Contribuyamos a que nuestro espíritu se eleve en el camino de la Verdad, y a la vez que nuestros hermanos no tomen un camino equivocado. Lo malo es que a muchos les vale madres…”

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