lunes, 4 de mayo de 2020
DESDE EL AULA PROFESOR JULIO HERNÁNDEZ RAMÍREZ Hablando de Moditos
La ciudad languidece en soledad. Luce triste, desolada… abandonada. Donde antes era bullicio hoy es silencio; donde era alegría hoy es tan solo un paisaje urbano casi desértico. En el rosto de los pocos transeúntes que por hartazgo, inconciencia o necesidad se encuentran en la calle, se refleja la preocupación. Hay temor ante un horizonte incierto y negro, pues la debacle en la economía será devastadora.
¡Quédate en casa! Es la sentencia tardía que taladra los sentidos todo el día, la medida está bien aunque no se olvide que hace bien poco desde el gobierno se incitaba a la población para que concurriera en lugares de reunión. En mucho la medida se acata, pero hay desesperación por el claustro que se prolonga y por que no son pocas las familias que esperan el día sin tener que llevar a su mesa, pues han perdido el trabajo y saben que salir a buscarlo es inútil, no hay. Otras ven agotados los ahorros y se preguntan qué van hacer. La incertidumbre y desesperanza generan un ambiente propicio para que se dé otro fenómeno de suyo lamentable: la violencia hacia en interior de las familias.
Superar esta lacerante realidad será difícil; hoy como nunca se requiere la unidad de los mexicanos en lo esencial, en lo sustantivo pero por desgracia carecemos de un presidente que tenga la humildad y la voluntad de llamar a la concordia, que sea serio, que controle la incontinencia verbal, que esté a la altura de las circunstancias tan adversas y gobierne sin atavismos y sin rencores. Urge que el presidente escuche, que no solo oiga, que escuche y que reconozca que ni lo sabe todo ni puede solo. Ya no mas mentiras, la verdad como la derrota son huérfanas al igual que la mentira y la victoria tienen muchas madres, por eso se prefieren los juego mentiroso, pero al final la verdad se desvela desnuda, no siempre bella, implacable y cierta.
En medio de lo que estamos viviendo, que es una tragedia, ya no gusta el modito sarcástico, de polarizar, de dividir, de estigmatizar generando estereotipos por demás inútiles, de señalar y descalificar, de dar la espalda a quien genera riqueza y empleo que dan sustento a la mayoría de las familias mexicanas y que hoy se encuentran en situación de emergencia.
En el caso, cobra vigencia una ley que aplica en lo físico como en lo social: los espacios que se generan tienden a ocuparse. Ante la antipatía gubernamental, la empatía, la solidaridad, y la creatividad de la sociedad civil.
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