En algunas películas, en series de televisión y en innumerables fuentes, hemos escuchado sobre la ‘Teoría de la Conspiración’, incluso hay una película con Mel Gibson que se trata de un personaje que ha develado la farsa ideológica de nuestra forma de ver el mundo, que en cierto momento entraña un gran peligro para los humanos (los gringos en particular, en la mencionada película).
Bajo este título cabalístico: teoría de la conspiración, los gobernantes meten todo tipo de conspiraciones que quieren descalificar, que, afirman, no son ciertas, sino que alguien inventa una u otra para alarmar a la gente, con fines desestabilizadores de la sociedad y el gobierno.
Este es el enfoque común y corriente. Alguien asegura algo que va en contra del statu quo: teoría de la conspiración, o sea, patrañas. Alguien explica que lo que aseguró el gobierno es falso: teoría de la conspiración; que el gobierno esconde secretos celosamente guardados, los oculta a la sociedad: teoría de la conspiración, ya está, a la goma.
Las cofradías discretas, algunas hasta ‘secretas’, conspiran para una cosa u otra, los ‘Illumínate’, que por allí andan protegiendo los tesoros y argüendes del vaticano y al parecer tienen que ver con el estado profundo; los masones, que quitan y ponen ministros y presidentes; los rosacruces, que exploran las facultades psíquicas de los ingenuos; los miembros de la cienciología, la cual, no tengo la menor idea de qué se trata; los tratantes internacionales que controlan los mercados; el sionismo, visto como una calamidad; y la más perturbadora: el nuevo orden mundial.
Cito, de una fuente objetiva calificada: “El Nuevo Orden Mundial es una teoría conspirativa que afirma la existencia de un supuesto plan diseñado con el fin de imponer un gobierno único, colectivista, burocrático, y marcial, regulado, dirigido y controlado por sectores elitistas y plutocráticos, a nivel mundial. Un grupo pequeño, secreto y de gran poder, con objetivos malevolentes para la gran mayoría de la población”.
David Rockefeller en una declaración ante el Consejo Empresarial de las Naciones Unidas en septiembre de 1994, (a veces citado como evidencia de que el Nuevo Orden Mundial tenía un motivo para llevar a cabo los ataques del 11 de septiembre de 2001) “Estamos al borde de una transformación global. Todo lo que necesitamos es la crisis de la derecha y las naciones aceptarán el Nuevo Orden Mundial”.
La piedra de toque es la palabra ‘derecha’, la cual debemos de entender, en este contexto, como el liberalismo económico o economía de libre comercio. ¡Oh!, en México, hoy, a un empresario, le llaman neoliberal. Y todo lo que se designe neoliberal, apesta.
Así, estimado lector, hemos visto que la teoría de la conspiración puede ser real y poderosa o puede ser el argumento con el cual todo gobierno descalifica a quienes les ha magullado la llaga con su dedo. Conspiraciones van y vienen, y nosotros, la gente común, vemos pasar el mundo ante nuestros ojos como los conspiradores quieren que lo veamos o no lo veamos.
Los gobiernos son los grandes conspiradores al interior de sus países. Y las conspiraciones internaciones efectivas suelen ser las más poderosas, por ejemplo: el narcotráfico.
Y hoy día, para que se pongan listos, ya aseguran que el Covid-19 (y lo que le sigue) es producto de una conspiración.
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Pues a mí sí me gustó mi artículo.
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