lunes, 4 de mayo de 2020

EDITORIAL



Ha iniciado el quinto mes del año, mayo, con una situación de salud sin precedente. Con una contingencia sanitaria originada por el Covid-19, que tiene a todo el país paralizado en lo económico, en estado de emergencia en salud, estancado en lo social y en confinamiento en lo familiar.

Los efectos de la pandemia del coronavirus son globales y transversales. Casi ninguna actividad escapa al impacto del Covid-19, capaz incluso de apagar la música, las celebraciones religiosas y patronales, los fuegos que iluminan los cielos en las ocasiones especiales, las reuniones familiares y hasta las bodas.

Con el estado de alarma vigente no se celebra ninguna fiesta en ningún municipio ni barrio, pero el futuro inmediato tampoco es alentador. Nadie garantiza cuándo será posible recuperar la normalidad respecto a los actos multitudinarios y a la actividad comercial, mucho menos, cómo afrontarán la difícil situación económica que se aproxima, las instituciones públicas.

Debido a la obligada cuarentena por esta contingencia, se suspendió toda actividad que representara aglomeraciones de personas, por lo tanto no hubo celebración del Día del Niño esta semana que termina; no hubo desfile del Día del Trabajo el 1 de mayo, que anteriormente congregaba en la capital del estado a toda la clase trabajadora, donde los dirigentes sindicales hacían gala de su liderazgo; que últimamente se habían convertido en verdaderas manifestaciones donde se exigía la detención de las arbitrariedades del gobierno de Duarte.

La fiesta de las Cruces, tampoco serán lucidas este 3 de mayo, ni habrá fiesta en las obras de construcción para festejar al gremio de albañiles, cuyo trabajo representa un verdadero aporte a la economía del país. Tampoco habrá desfile conmemorativo al 158° Aniversario de la Batalla de Puebla. Otra fecha importante para las familias mexicanas es, sin duda, el Día de la Madre, el 10 de mayo, el cual también se verá afectado por la cuarentena y por la sana distancia, por lo que muchas madres, ahora cabezas de familia, no tendrán festejo. El Día del Maestro, el 15, tampoco reunirá al gremio magisterial en los tradicionales festejos donde se reconoce labor de los docentes con décadas de servicio.

No cabe duda que una pandemia como la que estamos viviendo, ha cambiado la dinámica social y familiar. Con la suspensión de estos festejos, se ven seriamente afectados negocios o empresas como restaurantes, bares, salones, músicos, cines, dulcerías, tiendas de ropa y calzado, de regalos, electrónica, entre otras, ya que todas son fechas significativas para las personas, los hogares, las escuelas o las organizaciones, y representan una importante derrama económica.

Otro evento que merece mención aparte, es la Feria del Café de Coatepec, cuya tradición rebasaba fronteras y ahora será suspendida por esta crisis de salud pública. Polémica en su organización y cuestionada en sus resultados, pero sin embargo entusiasmaba a la región por el atractivo de los eventos y de los artistas.

Estamos obligados a no olvidar el enorme precio que pagan los profesionales de la salud para combatir la pandemia. La sociedad se merece un gran pacto de Estado para blindar la sanidad y la economía, optimizarlas y dotarlas de capacidades, que permitan retomar el desarrollo a corto plazo.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario