Aguaceros, pandemia y enseñanza.- Amanece en las fincas con un resplandeciente sol que ilumina la floración de los cafetales y les da un halo de misterio. La cosecha terminó en la mayor parte de la región e inicia un nuevo ciclo. Las matas de café se han vestido de novia y confirman, con radiante belleza, que la naturaleza es generosa y abundante. Es tiempo de devolverle a la prodiga tierra lo que le corresponde, la pulpa del café que sale de los beneficios húmedos, regresa a fertilizar los campos. El olor es característico con sabor a miel y acidez. Después del medio día unos nubarrones negros cubren el cielo y sin más, se deja caer un fuerte aguacero que dura varias horas. Abundante agua para beneficio de la floración. Apenas se quita y vuelva a salir el sol que matiza el paisaje de lomas y laderas. Las primaveras ofrecen su concierto vespertino y diversas variedades de aves les hacen coro. Afuera de su jacal y con expresión meditativa, el viejo cortador curtido por el tiempo y el trabajo, recibe la visita de varios compas que lo buscan para consultarle diversos temas. Uno de los asuntos preocupantes que la radio y la gente hacen conjeturas, es el de la dichosa pandemia del coronavirus, por lo que sin mucho preámbulo le piden su opinión. El sabio preceptor de las fincas, endurecido por el fragor de cronos y aleccionado con la sabiduría de la meditación y el análisis sereno, luego de conminarlos a asumir esta situación con responsabilidad y compromiso, acatando las disposiciones de salud; respira profundo como para cambiarse al canal de la filosofía y con solemne dialéctica profiere: “Las crisis son oportunidades disfrazadas. Siempre llegan para enseñarnos algo que no hemos querido aprender ‘por las buenas’. Y por supuesto, la pandemia es una gran oportunidad para que la humanidad aprenda valiosas lecciones. Miren, si las autoridades te dicen que no puedes salir a la calle ni viajar, es el Universo diciéndote que viajes hacía el interior de tu Ser. Si cerraron las iglesias, el Universo te está diciendo que es momento de orar en el Templo Sagrado de tu corazón. Si te dicen quédate en casa, es el Universo diciéndote que es hora de estar en comunión con tu familia, para expresar el amor y afecto que tienes guardado. Si dicen que los ancianos son los más vulnerables, el Universo te está diciendo que cuides de tus viejos, que te reencuentres con ellos ¡Que los valores ahora que están vivos! Si ninguna de las armas, tanques y misiles que hay en el mundo, pueden destruir el virus, es el Universo diciéndonos que es hora de invertir más en ciencia y salud, y menos en guerra. El cierre de lugares de diversión, es el Universo diciéndote que te diviertas con tu familia: jugando, contando historias, como en los viejos tiempos… Viendo hacia el horizonte de manera contemplativa, como olvidándose de sus oyentes y filosofando para sí, continúa: “El hecho de que los hospitales no paren a pesar del riesgo que corren quienes trabajan allí, es el Universo mostrándonos que las enfermeras y todo el personal de salud, y no los futbolistas, cantantes o actores, son los verdaderos héroes de nuestra sociedad. Si muchas empresas cerraron actividades y el nivel de contaminación en la atmosfera ha descendido gracias a una menor circulación de vehículos, es el Universo diciéndonos que la Tierra necesita respirar aire limpio. Algo muy importante, el hecho de que los campesinos sigan trabajando en medio de la pandemia para que no falte alimento, es el Universo mostrándonos que son imprescindibles para la humanidad. Finalmente, con todo este relajo por el dichoso bicho, es el Universo diciéndote que hay que estar más conscientes de nuestras acciones, que dejemos de funcionar en automático y observar y aprender del Aquí y Ahora”… En ese ensimismamiento lo dejaron, ni cuenta se dio que con respeto se despidieron y se retiraron, llevándose una gran enseñanza y una profunda reflexión…
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