lunes, 12 de octubre de 2020

MI OPINIÓN Por Lic. Benjamín Sánchez Flores

 Extinción de Fideicomisos: entre la Opacidad y la Improvisación

 


La constitución de fideicomisos públicos en México ha sido con el objetivo de destinar recursos públicos “específicos y exclusivos” para el fomento, desarrollo, apoyo e impulso de actividades y/o sectores sociales, con la finalidad de que sus beneficios lleguen a las personas indicadas y se cumpla el objetivo por el cual fueron constituidos. No obstante, en la realidad existen casos de éxito y a la vez, casos que han fracasado en su operación y logro de objetivos.

 

El tema viene a colación porque el pasado mes de abril, el Presidente de la República expidió un Decreto por medio del cual pretende la extinción de 281 fondos y fideicomisos públicos con el objetivo de obtener, al menos, 250 mil millones de pesos, que serían utilizados para hacer frente a la emergencia que se vive en el país por la pandemia del virus COVID-19.

 

Sin embargo, el proceso se ha dado en un contexto de opacidad e improvisación: opacidad porque ha dejado más dudas e incertidumbre que explicaciones fundadas de los beneficios de la propuesta; e improvisación porque tal y como ha sido desde el inicio del gobierno federal, la mayoría de las decisiones carecen de planeación y análisis; tal parece que responden a caprichos, que a un trabajo serio y responsable.

 

Producto de este Decreto, en el mes de mayo, la bancada de Morena en la Cámara de Diputados presentó la iniciativa para modificar 14 leyes y la abrogación de una más, cuya ejecución implicaría la extinción de 44 fideicomisos. Ante ello, el mes pasado, la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de la Cámara de Diputados, aprobó la iniciativa de extinción para desaparecer no 55, sino 109 fideicomisos públicos sin estructura orgánica, lo que representaría para el Gobierno Federal ingresos por el orden de los 68 mil 478 millones 123 mil pesos.

 

Lo lamentable, es que esta medida afectará áreas importantes para el desarrollo del país y representa que millones de mexicanos que hoy son beneficiados por medio de alguno de estos fideicomisos y fondos, dejarán de serlo de forma inmediata.


De acuerdo a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), de este importe total, el 36.4% está relacionado con el fomento de la ciencia y la tecnología; el 18% al financiamiento de proyectos para el desarrollo rural y el 10% para el fondo de desastres naturales; el resto de los recursos, afectan áreas de fomento muy importantes como el destinado a la seguridad pública, a instituciones educativas, el estímulo a la cinematografía y el apoyo para el deporte de alto rendimiento.

 

El Gobierno Federal justifica su propuesta de extinción en dos sentidos; por un lado, porque se trata de fideicomisos que no cuentan con estructura orgánica, la cual no es necesaria para su operación, dado que la gran mayoría se encuentran sectorizados a una dependencia pública que los coordina con sus propios medios.

 

Y, por otro lado, aluden a la falta de transparencia y rendición de cuentas, lo que resulta extraño, ya que cada fideicomiso público es auditado por tres instancias; por los órganos internos de control que por ley existen en cada uno de ellos, por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) por tratarse de recursos públicos y por la Auditoría Superior de la Federación (ASF) al momento de revisar y validar las cuentas públicas de cada ejercicio fiscal.

 

Luego entonces, ¿Por qué proponer su extinción en vez de fortalecer solo sus mecanismos de operación, para hacerlos más transparentes? No existe congruencia. Otra opacidad que se muestra, es la extinción del fondo para el fomento de los Pueblos Mágicos, del cual Coatepec era beneficiario y a dos años de su desaparición, no ha recibido recurso alguno; perjudicando no al Ayuntamiento, sino a todo Coatepec.  

 

El Gobierno Federal debe dejar atrás la improvisación y apegarse a una verdadera planeación estratégica para la toma de decisiones, aplicando indicadores que permitan medir los resultados y evaluar el impacto en el cumplimiento de los objetivos planteados; esta acción es lo que hace la diferencia entre una administración eficiente y una que prioriza la improvisación.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario