lunes, 23 de noviembre de 2020

Por si no lo sabías .- Por. Valente Salazar Díaz

 ¿Qué es el pensamiento lateral?


En oposición al pensamiento
lógico o vertical, que como hemos visto en su oportunidad se desarrolla con la edad y es influido por la escolaridad llevándonos a asimilar procedimientos o fórmulas sistemáticas para resolver problemas -llamados algoritmos- el pensamiento lateral nos lleva a resolver esos mismos problemas a través del análisis desde puntos de vista alternativos, la innovación y la práctica.

Es importante señalar que el sólo aprendizaje de un algoritmo por medio de la memorización no nos capacita para sacar alguna utilidad de él. Así, el famoso teorema de Pitágoras [a2+b2=c2], que aprendemos en la escuela, lo podemos aplicar en matemáticas sobre triángulos escalenos de distintas longitudes, pero ello no nos capacita aun para calcular la elevación de una pendiente, o el trazo de un ángulo recto ahí donde no hay referencias topográficas. 


Hay que aclarar también que el pensamiento lateral no es un proceso mental de menor importancia, ya que muchos grandes hallazgos de la humanidad se obtuvieron por medio de este pensamiento. Podemos ilustrar esto con el principio de flotación de Arquímedes: El rey Hierón de Siracusa (Siglo III AC) dio a un orfebre un lingote de oro para que le hiciera una corona, y aquel entregó la pieza correspondiente, pero Hierón comenzó a desconfiar sobre si la corona era efectivamente de oro puro o si el orfebre había mezclado plata en ella para sustraer parte del oro y aumentar el peso de la corona, disimulando así el robo. Ante este problema acudió a Arquímedes, el gran matemático y físico de la ciudad, para esclarecer sus dudas; ahora bien, la forma caprichosa dada a la corona impedía medirla por cualquier método para conocer su volumen real, y por otra parte el peso de la pieza era igual al del lingote. Después de tratar de resolver el problema con los conocimientos matemáticos y geométricos habituales, y no encontrando la respuesta, Arquímedes decidió tomar un baño relajante, y es legendario que al observar cómo su cuerpo desplazaba el agua de la tina exclamó “erureka” (lo encontré) y corrió así desnudo a revelar a Hierón su hallazgo: un cuerpo sumergido en agua desplaza su mismo volumen y experimenta un empuje hacia arriba equivalente a su peso, ya que no se obtenía la solución a través del peso y era imposible hacerlo por medio de la geometría quedaba la posibilidad de hacerlo por el volumen de agua desplazado; al ser éste mayor que el volumen de un lingote igual al utilizado se reveló el engaño. Este principio sigue vigente y nos explica por qué un barco carguero que pesa miles de toneladas no su hunde en el océano. 

Procesos de pensamiento similares utilizaron Johanes Kepler, Charles Darwin, el doctor Edwdard Jenner y Albert Einstein para revolucionar la astronomía, la biología evolutiva, la medicina y la física nuclear respectivamente.  


En la vida cotidiana el pensamiento lateral lo podemos ver reflejado en los muchos recursos creativos, alternativos y útiles que usa la gente para resolver los problemas que a diario confrontamos. Así, por ejemplo, el joven empleado de una vulcanizadora puede desconocer las leyes de la palanca –también plasmadas por Arquímedes hace más de dos mil años- pero ‘sabe’ que al alargar el brazo de una llave de tuercas usando un tubo como extensión para aflojarlas realiza un esfuerzo mucho menor. 


Hemos abordado ya los tipos de pensamiento reactivo, lógico, creativo y lateral. En la siguiente publicación de esta columna terminaremos con el pensamiento unificado, esperando que se encuentren bien y tengan un buen fin de semana.


Valente Salazar Díaz

Colaborador 





   

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