lunes, 22 de febrero de 2021

CON-CIENCIA - Por José Jácome

La ciencia del engaño.-



Nuestra mente puede ser una poderosa máquina de aprendizaje, procesamiento de información y toma de decisiones, pero también tiene ciertas imperfecciones que los publicistas, políticos y charlatanes pueden usar para mentirnos. ¿Cómo nos engañan? Los sesgos cognitivos son varios, pero intentaremos explicar los más comunes.


Un sesgo cognitivo es un efecto psicológico que desvía el procesamiento mental de la lógica. Cuando nos afecta creemos que estamos pensando de manera perfectamente racional. Pero, ¿para que rayos nos serviría algo así? Pues nos sirve en situaciones en las que ser veloz es más importante que ser preciso. Siempre es útil imaginar a nuestros antepasados, piense en un hombre de las cavernas enfrentando los peligros de aquel entonces, en situaciones donde hay depredadores y no había lugar para el análisis, solo pensar rápido.


Algunos de estos sesgos cognitivos se pueden demostrar con el efecto Forer, llamado así por el psicólogo Bertram Forer, quien descubrió que era muy fácil hacer que la gente creyera que acertaba en descripciones acerca de su personalidad, sin que se dieran cuenta que podrían aplicar para todo el mundo. Probó sus hipótesis de una manera bastante discreta a través de un test de personalidad aplicado a sus estudiantes de psicología, a los cuales después les preguntó si creían que los resultados del examen (el cual Forer no leyó) eran acertados. La mayoría pensó que los resultados los describían perfectamente o muy cerca, cuando realmente todos los estudiantes recibieron la misma respuesta, una descripción amplia, genérica y muy vaga de la personalidad. El sesgo que se observa aquí es el de confirmación. Es cuando buscamos o recordamos sólo aquella información que está de acuerdo con nuestras creencias.


Otro sesgo es el llamado “efecto de arrastre” o “bandwagon effect”. Es decir, te subes al mismo vagón donde van todos, ¿cómo se usa? En la moda, se basa completamente en este sesgo. ¿Por qué quedarse con su celular que todavía sirve cuando puede tener el nuevo que ya están usando “todos”? Aunque solo se trate de un cambio de color. O cuando se apela a la falacia de “millones de mexicanos no pueden estar equivocados”,  “8 de cada 10 gatos prefieren…”, incluso las madres regañan a sus hijos cuando caen por este efecto: “si tus amigos se avientan a un pozo ¿tú también?”.


Las psicólogas Susan T. Fiske y Shelley E. Taylor dicen que los humanos somos “tacaños cognitivos”. Preferimos gastar la menor cantidad de razonamiento posible. Nos da flojera, pues. Pero si usted no está en una situación de emergencia o importante que implique tomar decisiones rápidamente, piense, deténgase y analícelo bien, ¿acaso lo están tratando de engañar?





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