lunes, 1 de febrero de 2021

Por si no lo sabías - Por: Valente Salazar Díaz

 ¿Qué es la pseudociencia?


En el universo del pensamiento humano existen diversos modos de comprender el mundo a nuestro alrededor, esto fue explicado por primera vez en la obra fundamental de Aristóteles conocida hoy como Metafísica, en el siglo IV A.C. Para él el Hombre podía comprender su realidad en varios niveles o formas de conocimiento, a saber: la empeiría (experiencia), la tekné (técnica), la episteme (ciencia), la phrónesis (prudencia) y finalmente la Philosofïa (o “Ciencia de Dios”). 


Si leemos hoy a Aristóteles encontraremos tanto afinidades como discrepancias con nuestros conceptos actuales; así por ejemplo, mientras que hoy concebimos a la ciencia como un conocimiento enfocado a obtener explicaciones y soluciones a nuestros problemas cotidianos –de donde algunas se catalogan como ciencias aplicadas- en el pensamiento aristotélico la episteme o ciencia sería un saber general o  meramente teórico de las cosas, pero no aplicado en concreto. Por otro lado el médico, ya que cura a tal o cual persona, vendría a ser algo así como un técnico más que científico.


Aun desde sus inicios la humanidad necesitó dar sentido al mundo en que estaba inmersa, surgiendo así como formas de pensamiento el mito, el pensamiento mágico, la religión, la filosofía y al final la ciencia. Estos modos de pensamiento, si bien tienen sus propias características distintivas, se han mezclado unos con otros a lo largo de la Historia, y no es de sorprendernos el que subsistan relatos míticos en la Biblia (Adán y Eva, El arca de Noé) que son interpretados como tales y entendidos por el mensaje que llevan, como también encontramos a grandes científicos que fueron creyentes, como Einstein de alguna forma, o religiosos que fueron a su vez grandes científicos, como los padres jesuitas Joseph Lemaitre (astrofísico que influyó en el pensamiento de Einstein) o Pierre Teilhard de Chardin  (estudioso de la evolución humana). 


Sin embargo, al margen de estos modos de conocimiento subsisten hasta hoy presuntos sistemas o modos de conocer que no se sustentan en una práctica seria ni nos dicen realmente nada sobre la naturaleza del mundo, y es obvio que la lectura de un horóscopo o el asistir a una sesión de espiritismo o con un “brujo” de nada nos sirven. De entre estos falsos sistemas de conocimientos destaca la hoy conocida como pseudociencia, que se identifica principalmente por ser alguna forma de afirmación, creencia o práctica que aparenta ser científica sin serlo, y entre sus características más sobresalientes tenemos que:

  • Es ocultista. Se ampara en las penumbras del saber científico, por lo general como parte de un relato de conocimientos arcanos o de tradiciones secretas, por lo que sus seguidores se sienten poseedores de una verdad suprema y exclusiva.
  • No tiene legitimación oficial. Las doctrinas pseudocientíficas no figuran en publicaciones científicas oficiales, ni cuentan con respaldo, apoyo e interés de las instituciones que detentan y promueven el saber científico.
  • Copia la terminología científica. En apariencia, una pseudociencia emplea términos científicos y lenguaje semejante al de una ciencia verdadera, pero sin el soporte y conocimiento especializado que hay detrás de las ciencias. 
  • Es dogmática, ya que plantea una serie de creencias que deben ser aceptadas o rechazadas, pero que no permiten la refutación y la comprobación, como sí lo hacen las ciencias.
  • No acepta revisión, pues suele atacar a sus detractores con argumentos tales como acusar de ceguera, de formar parte del “sistema” o de perseguir a los “iluminados”.
  • Es inconsistente, esto es: sus planteamientos no se integran con otros campos del saber (incoherencia externa), ni responden siquiera de manera coherente a sus propios postulados (incoherencia interna). 


Entre estas pseudociencias podemos identificar actualmente las siguientes:

  • Astrología: La creencia de que la posición de los astros en el momento de nacimiento de un niño tiene una influencia marcada en su carácter, su destino y sus relaciones.
  • Magnetoterapia: Una práctica que supone las enfermedades como desbalances en el campo magnético y eléctrico del cuerpo humano, y que aspira a curarlas mediante la aplicación de imanes y metales sobre la piel. 
  • Criptozoología: El estudio de seres vivos (animales) desconocidos para la zoología contemporánea o “monstruos”, a partir de leyendas, testimonios y vestigios (huellas, restos, etc.), cuando no supuestas fotografías, como ocurrió con el Monstruo del Lago Ness, con el Yeti, etc.
  • Ufología: Es la doctrina que sostiene la presencia en la Tierra de vida extraterrestre y que intenta probar sus manifestaciones y sus contactos con la especie humana, así como su responsabilidad en la construcción de grandes hitos históricos (como las pirámides de Egipto).

 Tenemos también algunas “teorías” que, sin llegar a ostentarse como “ciencias” aparte, caen en esta clasificación; tal es el caso de los “Niños índigo”, o el consumo (riesgoso por cierto) de un desinfectante llamado dióxido de cloro como si fuera una panacea para todas las enfermedades habidas y por haber. Tristemente mucha gente cae en estos engaños y sacrifican su capital y aun su salud en aras de algo que es a todas luces fraudulento. 


Así, la mejor forma de superar estos falsos modos de conocimiento es el tener una población instruida e informada de aquello que en verdad nos es útil y valioso para la humanidad, del verdadero conocimiento del mundo.

 








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