lunes, 22 de marzo de 2021

MI OPINIÓN - Benjamín Sánchez Flores

Urge un nuevo modelo de Economía Progresista


 

En medio de la algarabía y la euforia que viven los municipios que han sido “seleccionados” -bajo qué criterios no sabemos- para iniciar con su proceso de vacunación, se esconden diversos factores que lastiman y vulneran la economía familiar, como lo son, los precios de los bienes y servicios básicos, aquellos que requerimos y necesitamos para sobrellevar nuestro día a día.

 

Y no es que cuestione la estrategia de vacunación, sino todo lo contrario, celebro que el Gobierno Federal continúe la vacunación de miles de mexicanos contra el COVID-19, ya que apenas estamos por llegar al 10% de la población total. Lo que considero importante destacar, es que, a poco más de dos años de gobierno morenista, una de sus principales propuestas de campaña siga sin cumplirse.

 

Precisamente me refiero al compromiso 24 de los Lineamientos Básicos del Proyecto Alternativo de Nación 2018-2024 que presentó el entonces Candidato a la Presidencia de República, Andrés Manuel López Obrador, en el que estableció: “Reiteramos nuestro compromiso de bajar el precio de las gasolinas, el diésel, el gas y la energía eléctrica en beneficio de consumidores, transportistas y pequeños y medianos empresarios”. (Azcapotzalco, CDMX, 20 de noviembre de 2016).

 

A la fecha, este compromiso ha sido incumplido y se ha quedado suspendido en el tiempo, vulnerando gravemente la economía de las familias mexicanas, ya que actualmente, los precios de los bienes y servicios básicos han aumentado severamente; como muestra podemos observar la siguiente tabla:

 



Fuente: Elaboración propia con base en precios publicados en www.profeco.gob.mx

 

Los datos son muy reveladores. Con este análisis podemos decir que, en promedio, en lo que va de la administración federal morenista, la economía de las familias se ha encarecido un 31%. Algo que se aleja en demasiado del compromiso presidencial de bajar el precio de los bienes y servicios. Esta es, sin duda, la otra pandemia, la económica, la que se caracteriza por un aumento en el precio de los bienes y servicios básicos, pero además, por los altos niveles de desempleo y la falta de oportunidades laborales.


No podemos seguir así, las familias mexicanas no aguantan, no soportan, ni merecen esta situación; urge un cambio de modelo económico, un verdadero modelo de economía progresista, que privilegie la economía social y de las familias.

 

Una economía progresista es pensar en la gente, en sus sueldos y salarios, en sus prestaciones económicas y en fortalecer su poder adquisitivo para alcanzar un verdadero bienestar social. Este es justamente el fin que debemos perseguir, el progreso social de todas y de todos los mexicanos.

 

Es importante que visualicemos una economía fortalecida, una economía social, más humana, en pocas palabras, una economía progresista; sin duda, es posible. Desde mis Redes Sociales Podrán comprobarlo, los invito a seguirme.













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