lunes, 28 de mayo de 2018

Con-Ciencia - Parejas y disparejas - Por: Sergio Jimarez

“No tengo vestido excepto el que uso todos los días. Si usted va a ser tan amable de darme uno, por favor, que sea práctico y oscuro, de tal manera que me lo pueda poner después para ir al laboratorio”.
Marie Curie a Pierre Curie

Las necesidades básicas del ser humano, como cualquier otra especie, dependen de actividades sencillas que permiten la supervivencia; la interacción social del hombre, hace un enramado de nuevas actividades que vuelven cada vez más compleja e interesante la existencia. El ciclo natural de la vida nos dicta que nacemos, crecemos, nos reproducimos y finalmente morimos; y es que la perpetuidad de la vida y la evolución de la especie, dependen de que cada paso sea realizado. La única etapa, la cual escogemos, es la de la reproducción; la selección natural nos indica cómo buscar los mejores genes en una pareja, nuestros sentidos se han adaptado para establecer esta elección mediante el enamoramiento, sentimientos y emociones, que se conjugan en una especie de “encantamiento” que nos ayuda a tener una buena compañía, aunque a veces dura lo esperado, siempre nos deja enseñanzas y lecciones importantes.

Conocer la vida y obra de los grandes científicos nos ilustra dando conocimiento de los avances en las diferentes disciplinas y también podemos conocer el lado humano de estas personas, aspectos de su cotidianeidad  con las que nos podemos sentir identificados. La vida en pareja es un etapa en la que podemos llevar a cabo planes en conjunto, compartir aficiones, desarrollamos momentos de crecimiento y fortalecimiento. Por lo regular, una relación de pareja, surge de la convivencia mientras nos desenvolvemos en un trabajo o actividad profesional, es por eso que, en ocasiones, las parejas tienen el mismo oficio, circunstancia que ha ocurrido con algunos científicos.

Una de las parejas más famosas de la ciencia es la conformada por Marie y Pierre Curie, físicos ganadores del premio Nobel en 1903 gracias a sus trabajos sobre la radioactividad. Iniciando una relación de alumna y maestro se fueron adentrando en una convivencia, donde la pasión por la ciencia hizo ver en sus personas las cualidades que los enamoraron. Casados en 1895 y con tres hijos, el matrimonio Curie andaba sobre una vida perfecta que se vio truncada en 1906 cuando Pierre fue atropellado por un carruaje y murió. Cuatro años después de la muerte de Pierre, Marie se vio envuelta en la polémica situación de entablar una nueva relación; el romance era con el físico Paul Langevin quien era casado. Este entorno comenzaba a afectar su carrera, e incluso, en 1911 existía el riesgo de perder su segundo premio Nobel, debido a que el comité tomaba muy en serio que pudiera existir un escándalo en la ceremonia; afortunadamente, Marie no hizo caso de las amenazas y acudió a recoger su premio. La tensión provocó que el romance terminara ese mismo año.

En otro contexto, cuando el 1905 vio la luz la teoría de la Relatividad de Einstein, el mundo de la física revolucionó; el descubrimiento más importante del siglo veinte nacía; el prestigio del físico creció hasta volverse un referente en la cultura contemporánea y a su lado, quien fuera su pareja sentimental, Mileva Maric, casados desde 1903. Algunas investigaciones indican que Mileva Maric pudo haber sido la desarrolladora de la teoría o por lo menos, que sus colaboraciones merecen mayor mérito; Einstein obligó a su esposa a mantener un perfil bajo, puesto que consideraba que él como científico y como hombre podría lograr mayor difusión del trabajo científico, argumentando además, que era el compromiso para un bien común: su matrimonio; el cual se vino abajo luego de dieciséis años. Einstein se volvió a casar, ahora con Elsa Loewenthal.

Pensaríamos que la plenitud de los científicos, además de su trabajo está también su vida sentimental, pero hay casos como el de Isaac Newton, quien nunca se casó ni tuvo hijos; situación parecida con Nikola Tesla para quien lo más importante eran sus investigaciones. La sociedad en muchas ocasiones también ha sido la culpable de truncar la vida amorosa de los grandes pensadores; la apertura hacia las relaciones ha estado varias veces restringida a las normas morales de la época, como es el caso de Leonardo da Vinci en el siglo XVI y Alan Turing en 1952, quienes fueron acusados de homosexualidad, situación que les hacía mantener en secreto sus relaciones y vivir una tormentosa paranoia cada día. 

Las relaciones humanas requieren de mucha paciencia, empatía y disposición, el éxito de los grupos sociales y la familia dependen de eso, sabemos que no es fácil entendernos entre nosotros, pero cada quien guarda algo especial que ofrecer y que vuelve valiosa nuestra existencia para los demás.  

No hay comentarios.:

Publicar un comentario