lunes, 20 de abril de 2020

DESDE LA FINCA

Granizo, pandemia y armonía.- Luego de la temporada de calor que se sintió en toda la región cafetalera, se rompió con una fuerte granizada que cayó el merito Viernes Santo. Una granizada intensa y que duró casi una hora y que blanqueó lomas y laderas. Luego llegó un frente frío que ha traído neblina y casi chipi chipi en plena primavera. La cosecha empieza a disminuir mas no así el entusiasmo de la gente de campo que disfruta el clima y la naturaleza. Con este temporal, no se puede salir a trabajar, los campesinos se quedan en sus jacales y aprovechan remendar costales, afilar machetes, coser tenates o realizar actividades diversas como desgranar mazorcas, pelar pipián o escoger frijol. Cerca del brasero con un jarro de café caliente, el viejo cortador curtido por el tiempo y el trabajo, enseña a los pequeños de la casa las labores que les servirán para ayudar en las labores de la casa. Uno de los niños le pregunta: “Abuelo, en la radio se escucha mucho el tema del coronavirus y la verdad, aquí en el campo no han llegado ningún apoyo, ni gel, ni brigadas que orienten a la gente, ni menos despensas. ¿Qué va a pasar?... El viejo sabio de los cafetales, conocedor de epidemias y pandemias, sobreviviente de las siete plagas e inmune al veneno de alimañas, se acomoda en su silla de paja y le explica a la nutrida prole: “Hay que ser cuidadoso con lo que escuchamos en la radio, corren muchas versiones sobre el bicho ese, que algunas se contradicen. La mejor manera de tratarlo es con responsabilidad. Tratar de seguir las indicaciones de las dependencias de salud y no exponerse a tener contacto con la gente de la ciudad. Allá sí están en riesgo. Tan solo subirse a un camión de pasaje, el riesgo es muy alto. Aquí en el campo la misma naturaleza se encarga de limpiar el ambiente. Pero hay que ser cuidadosos. Aquí no hay gel de alcohol, ni tapabocas, ni nada de eso. Pero el ambiente es más limpio. Si se dan cuenta, son las grandes ciudades de las grandes potencias, las que están sufriendo lo más grave de esta pandemia. Ojalá aprendan y se den cuenta de lo inservible que son las armas, lo débil que es el poder, lo inútil que es la riqueza y lo importante que es el amor…”. Los niños se sorprenden de lo claro y sencillo de la explicación del viejo, quien observa esas carita de inocencia y de avidez de conocimiento, por lo que tras una breve pausa para darle un trago a su pan con su café negro, continúa: “La fortaleza del ser humano está en la familia, mientras haya armonía, podemos aguantar y sobrevivir a cualquier cosa. Ahora que impusieron cuarentena, hay muchos hogares que se tambalean por las malas relaciones que tienen. Tristemente hay familias cuyos hogares son un verdadero campo de batalla. Así es muy difícil la convivencia y hasta se daña la salud. Por eso la armonía es fundamental, pues es el entendimiento entre los miembros de un hogar, que se expresa en un estado de ánimo armónico, dialogante y de entrega; sustentado en valores y principios de vida, encaminados a vivir en la verdad y lograr un desarrollo moral, intelectual, económico y espiritual. Todas las personas tenemos el derecho a vivir en armonía familiar en el hogar, con esta armonía se puede superar muchos problemas sociales que hoy nos agobian. La armonía está basada en los valores de vida que son: la verdad, la justicia, la unidad, la libertad, la paz. Además, se debe actuar con amor y gratitud. La adecuada formación del carácter sustentada en esos valores humanos como el amor, la No violencia, la rectitud, son los que nos permitirán ponernos en armonía”… Los niños se quedaron en silencio. El viejo mago con dificultad se levantó de su vieja silla y se puso a atizar el fogón…

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