Muchos ciudadanos actúan como si la pandemia ya hubiera pasado y no es así. El Estado de Veracruz, con un total de 35,279 contagios acumulados, se encuentra en el color amarillo del semáforo epidemiológico, lo cual significa que todas las actividades laborales están permitidas, cuidando a las personas con mayor riesgo. Sin embargo, Teocelo se encuentra en semáforo naranja, según el Gobierno del Estado, lo cual indica que aún hay un nivel alto de riesgo epidemiológico. Esto
indica que, si se puede, se debe quedar en casa; y que además de las actividades
económicas esenciales se permitirán a las “no esenciales” trabajar con un 30% de
su personal para su funcionamiento, extremando las medidas preventivas para las personas con mayor riesgo de contagio grave.
Además, sí se pueden abrir los espacios públicos con un aforo reducido, así que,
si se tiene pensado una visita a los panteones en las próximas fechas, lo mejor es pensar en no asistir, y recibir y recordar a los seres queridos en el altar de casa.
Se podría comparar la falta de aplicación de medidas preventivas de muchos
ciudadanos y comercios, con las obligaciones que las leyes y reglamentos
establecen para la buena convivencia: parece que sólo se acatan cuando es
momento de crisis, y a veces ni eso.
Durante toda la pandemia ha sido común ver a marchantas y comercios
establecidos, atendiendo sin las normas mínimas de protección, excepto para la
foto donde las autoridades les proveen de cubrebocas, pero el mismo día lo dejan
de usar correctamente y no hay quien ponga orden.
La participación ciudadana no es sólo para quejarse o hacer notar los errores del Gobierno en cualquier de sus tres niveles; también implica llamar al prójimo a
acatar y cumplir las reglas y normas, en bien de todos. El transporte público, tanto taxis como camiones, comercios, proveedores, campesinos, obreros… por donde se vea, se han perdido o relajado las normas básicas de prevención. Hasta medios de comunicación, que deberían ser los encargados de promoverla, realizan actividades sin cubrebocas, ni sana distancia.
Esto es un claro ejemplo para descartar conductas que no se necesitan ni pueden
estar en la administración pública, ya que algunos suspirantes caen en estas
prácticas y lo promueven por redes sociales, delatando su falta de compromiso.
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