Enclavado en la zona centro de Veracruz, a escasos kilómetros de la capital y estratégicamente ubicado como paso obligado hacia municipios aledaños, se encuentra nuestro bello Pueblo Mágico, reconocido internacionalmente por su café de altura. A un costado está flanqueado por el bosque mesófilo de montaña, que cuenta con ríos, cascadas y una gran variedad de especies. Su centro histórico colonial, evoca épocas pasadas llenas de folclor y cultura. Un lugar que lo tiene todo para sobresalir.
Pero al igual que una inmensidad de municipios de nuestro país, Coatepec ha padecido muchos malos gobiernos que, por incompetencia o corrupción, han terminado por sumirlo en la mediocridad.
Las calles de muchas colonias populares de la cabecera dan fe de ello. Ni hablar de las localidades, la mayoría de ellas con un tremendo rezago en infraestructura básica; drenaje, agua potable, pavimentos... y todo ello, no es culpa de la administración actual, ni de la anterior, es un padecimiento crónico que ha asolado a Coatepec a lo largo de muchas administraciones que han sofocado hasta la asfixia las finanzas del municipio.
La solución no se vislumbra inmediata, súbita, habrá de ser más bien prolongada y gradual. Es decir, no basta con que en Coatepec se logre un buen gobierno sino que habrán de seguirse uno tras otro.
Como parte de las funciones que realizo desde la Regiduría Tercera, hemos realizado recorridos permanentes en las colonias y comunidades de Coatepec. A lo largo de estos casi tres años de gestión, hemos recorrido todas las localidades del municipio y constatado una gran variedad de problemáticas, algunas de ellas de fácil solución y otras mucho más complejas; recientemente hemos visitado la colonias Cuauhtémoc, Mahuixtlán, Tuzamapan, Gutiérrez Barrios y Las Puentes.
Sin embargo, puedo afirmar meridianamente que no hay problema en Coatepec en que el Ayuntamiento tenga competencia, que sea imposible de resolver. No obstante, se requiere mucha voluntad política y un batallón de servidores públicos comprometidos, capaces y honestos.
Hace unos días me reuní con vecinos de la calle 5 de febrero en Mahuixtlán, quienes llegaron a la cita aún incrédulos de que alguna autoridad municipal fuera a visitarlos personalmente. Llegué al punto de reunión y luego de recorrer su calle y platicar un largo rato, me comprometí a llevar su petición al pleno del Consejo de Desarrollo Municipal el próximo año. Ya en confianza, me confesaron que nunca creyeron que realmente los visitaría porque ningún político los había visitado fuera de campañas electorales.
Y eso es precisamente lo que un político no se debe dar el lujo de evadir, el contacto constante con las problemáticas reales y con la gente que las padece. El trabajo de escritorio es necesario, pero si no se complementa con la atención ciudadana, deshumaniza. Los problemas se convierten sólo en pilas y pilas de expedientes repletos de oficios, firmas y quejas sin rostro.
El nuevo servidor público debe estar cercano a la ciudadanía. En tiempos de la Cuarta Transformación, no hay cabida para el político semi-Dios, inalcanzable, pusilánime, sino uno con vocación de servicio que ordene obedeciendo al pueblo.
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