El Presupuesto Federal y la División Nacional
En medio de la discusión del Paquete Económico 2021, el Congreso de la Unión está por aprobar la Ley de Ingresos, la cual no presenta mayores cuestionamientos sobre el total de recursos que el Gobierno Federal espera recaudar para el ejercicio fiscal del año próximo.
Donde se concentra la guerra de declaraciones, es en la distribución de esos recursos, por lo que las discusiones por el Presupuesto de Egresos de la Federación inician con un nivel y un tono muy elevado, lo cual comienza a generar divisionismo a nivel nacional.
Tal es el caso de los Gobernadores de la Alianza Federalista, quienes, ante el anuncio de recortes a las participaciones federales, han propuesto la revisión del Pacto Federal entre los Estados y la Federación, donde exista una mayor equidad en la distribución de los recursos y reconocer la verdadera aportación que los Estados hacen al desarrollo nacional.
Esta petición de la Alianza, no ha sido bien vista por el Presidente de la República, quien ha anunciado que la Ley de Coordinación Fiscal no cambiará, enfatizando que no habrá recursos adicionales para los Estados para el año próximo.
Estas declaraciones han subido de tono, ya que los Aliancistas se quejan de la intransigencia del Presidente para generar un verdadero diálogo, ya que en reiteradas ocasiones se han cancelado las reuniones pactadas; por lo que, además de retirarse de las reuniones de la CONAGO, han amagando incluso, con el desconocimiento del Pacto Federal.
La principal demanda de la Alianza Federalista es la revisión a la Ley de Coordinación Fiscal, donde se reconsidere la participación que el Gobierno Federal debe aportar a los Estados; actualmente, por cada peso recaudado por un Estado, la Federación reintegra, vía participaciones federales, apróximadamente 28 centavos; lo cual consideran como una fórmula muy inequitativa.
Esta situación presenta dos lecturas evidentes; por un lado, el trasfondo político, ya que la Alianza Federalista es integrada por gobernadores eminentemente panistas, en plena pugna con el Presidente de la República de extracción morenista.
Y por otro lado, si bien es justa la demanda por discutir los términos de la Ley de Coordinación Fiscal, también es cierto que existen un número importante de organismos públicos que no generan sus propios recursos, por lo que la Federación requiere de los recursos que recauda de los Estados, para ser invertidos en el desarrollo nacional.
Lejos de que los argumentos de ambos bandos sean o no válidos, lo que sí es preocupante, es el grado de divisionismo que se ha generado a nivel nacional, donde la intransigencia presidencial y su negativa al diálogo directo con los Aliancistas, ha ocasionado la polarización de opiniones, lo que para nada abona para encarar la unión hacia el desarrollo nacional.
La investidura presidencial debe ser de conciliación y de unión; desde luego que los interlocutores también deben poner de su parte, asumiendo una actitud eminentemente propositiva y abierta al diálogo.
En resumen, se debe ante todo evitar el divisionismo, la fragmentación, la intransigencia y los caprichos; México requiere de unión, esa ha sido y sigue siendo nuestra principal fortaleza.
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