Rigoberto Amezcua Mora, es un empresario coatepecano que ha sido mencionado de manera recurrente como un posible participante en las elecciones municipales de 2021. Cauto, mesurado, amable; en entrevista con Semanario ESPRESSO, plática lo que lo ha llevado a participar desde la sociedad civil en acciones que han repercutido de manera trascendente en la seguridad del municipio y qué es lo que lo motivaría a participar en política: “Soy respetuoso de los tiempos y no es mi obsesión ser el candidato. Morena tiene reglas diferentes y hay otros compañeros a quienes respeto y aprecio, que también, ellos sí, han manifestado su intención de buscar la candidatura’’.
Al preguntarle sobre su participación en la Contraloría Ciudadana de Seguridad Pública, el también Ingeniero Civil, egresado de la Universidad Veracruzana, recuerda con detalle que él y su familia fueron víctimas y asediados por la lacerante delincuencia organizada que había echado raíces en Coatepec hace algunos años. Narra lo vivido en carne propia y por su familia y amigos, comerciantes de la zona del mercado, dejando entrever que la misma policía estaba coludida y participaba con “los malos”: “El primer intento de secuestro que sufrí fue en 2014, hubo otro un año después. Un comando uniformado fuertemente armado, llegó por mí a la tortillería. Hasta cerraron las calles. El instinto de supervivencia me hizo actuar de manera adecuada y con el respaldo de mis trabajadores, salí por atrás y me subí a la azotea y logré huir por los techos. Eso les generó una obsesión por atracarnos, nos llamaban a toda la familia, nos pedían pago de piso, amenazaban a mis empleados y hasta llamaban a la escuela de mis hijas para advertir que las iban a ir a secuestrar. Incluso la directora llegó a pedirme que las sacara. Vivíamos con miedo, zozobra e impotencia de ver que nuestras autoridades no hacían nada. La situación llegó a niveles insostenibles”.
Amezcua Mora, prosigue: “Recurrimos a la Secretaría de Seguridad Pública, donde un funcionario me llegó a sugerir que me fuera de la ciudad, que dejara todo y que me fuera. ¿Pero por qué si no he hecho nada? Insistimos con el Secretario y nos sugirió que instaláramos cámaras de video vigilancia. Entonces todos lo que habían sido víctimas, que ya éramos muchos, nos organizamos y cooperamos para instalarlas e integrar la Contraloría Ciudadana de Seguridad Pública. Con recursos propios empezamos con 5 primero, 8 después, etc. Actualmente tenemos 42 estratégicamente colocadas”.
Escalofriante el relato que narra cómo otros comerciantes enfrentaron a los delincuentes y cómo lograron evitar el secuestro. Otros no tuvieron la misma suerte y pagaron fuertes cantidades de dinero para evitar ser atracados. La inseguridad en todo su apogeo. Solo le podemos comentar que hay muchas cosas que la gente no sabe. A lo que responde: “Paradójicamente no lo dábamos a conocer por cuestiones de inseguridad. También pocos conocen el miedo y la zozobra que se sufre cuando han amenazado de muerte a la familia”.
Con la seguridad de conocer el tema a detalle, continúa: “Fue así como la SSP decidió disolver a la policía municipal. Con un impresionante operativo al que asistió el gobernador y muchos funcionarios de primer nivel, se instaló la Fuerza Civil, deteniendo incluso a varios policías. Y posteriormente, al irse la Fuerza Civil llegó la Policía Estatal ubicada ahora en Melchor Ocampo. Nosotros, la Contraloría, integrada por comerciantes, somos los que pagamos los gastos de renta, internet, luz, etc. Pero su presencia fortalece la seguridad en la ciudad. Ese es el fin’’.
Sabe que se le ha denostado por el simple hecho de ser empresario exitoso. La gente lo encasilla en la tortillería, pues sin importar horario, siempre está trabajando. Es su característica y fórmula de éxito. Pero también es constructor, hotelero, promotor del turismo y administrador de los negocios de la familia, Hombre de familia, casado y con hijas, continúa: “Las cámaras representan, un alto costo de mantenimiento que pagamos con recursos propios. Sin embargo, la gente no lo sabe, pero han servido mucho para identificar delincuentes, realzar detenciones o dar seguimiento a prácticas delincuenciales. Son un factor importantísimo en la seguridad de la ciudad. El problema, en ocasiones, es que la gente no denuncia”.
“Si se dan las condiciones, estoy dispuesto a seguir sirviendo a la sociedad desde el ámbito político e institucional, me he preparado y, afortunadamente, no voy por el dinero y el poder, sino por el trabajo y el servicio, desde una perspectiva transparente, honesta y profesional”. Concluye Rigo Amezcua.
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