lunes, 14 de diciembre de 2020

MI OPINIÓN Benjamín Sánchez Flores



Combate a la Corrupción: Realidad o Mentiras

 


El 9 de diciembre, como desde 2003, ha sido proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), como el Día Internacional contra la Corrupción, por los que es oportuno analizar cómo nos encontramos en este tema y así responder dos interrogantes ¿Hemos avanzado? y ¿Somos más o menos corruptos?

 

Las respuestas a estas dos interrogantes no son nada alentadoras, ya que de acuerdo a los resultados del último Índice de Percepción de la Corrupción (IPC), elaborado por Transparencia Internacional, para el año 2019 México estaba nuevamente reportado en el combate a la corrupción, ya que obtuvo una calificación de 29 puntos de 100 óptimos para considerarse un país limpio de corrupción.

 

Adicionalmente, tomando en cuenta los resultados del Índice de Capacidad de Combate a la Corrupción 2019, elaborado por el mismo organismo internacional a 8 países evaluados de América Latina, México se ubicó en el sexto lugar, como uno de los países que menor capacidad de actuación en el combate a esta práctica ilegal, sólo por arriba de Guatemala y Venezuela.

 

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), elaboró para 2019 la Encuesta Nacional de Calidad de Impacto Gubernamental, en la cual señala que en México la tasa de prevalencia de corrupción, es decir, cuantas personas son afectadas por esta práctica, es de 15 mil 732 víctimas por cada 100 mil habitantes, lo que representa un incremento del 7.5% con respecto a la última evaluación.

 

Las áreas donde presentaron mayor número de experiencias de corrupción fueron en el contacto con autoridades de seguridad pública y procuración de justicia (59.2%) y en los trámites realizados en el Registro Público de la Propiedad (25%). De acuerdo a esta encuesta, el costo de la corrupción en México es de $ 12,770 millones de pesos, lo que equivale a $ 3,822 pesos por persona afectada, que resulta ser a la vez, la cantidad de un soborno promedio en nuestro país.

 

Ahora bien, una vez analizados estos datos, es importante conocer el porqué de esta percepción que aún tiene la ciudadanía, muy a pesar de que el discurso del Gobierno Federal, su gran bandera, propuesta y solución a todo, radicaba justamente en el combate a la corrupción, entonces ¿Qué pasó? ¿Ha sido entonces un espejismo que se ha quedado en el discurso?

 

La respuesta es más que evidente, el problema de la corrupción tal parece que se trata de una laceración que desgraciadamente viene con la conducta humana; condición a la cual los miembros de la 4T, incluida la familia presidencial, muy a pesar de sus baños de pureza, no son inmunes.

 

Si no, hagamos un recuento de los principales escándalos de corrupción que se han presentado en el gobierno de la 4T, en tan solo 2 años de administración. En primer lugar, el video escándalo del hermano de Presidente, Pío López Obrador, sorprendido cuando se le entregaba dinero en efectivo en plena campaña presidencial; o el primer caso de triangulación de recursos que se presentó en la CONADE, donde Ana Gabriela Guevara era señalada por pedir sobornos para financiar su campaña a la gubernatura por Sonora.

 

El caso Bartlett ha dado mucho de qué hablar, desde sus más de 25 casas en zonas exclusivas de la Ciudad de México, hasta los negocios jugosos de su hijo con el IMSS por la venta de ventiladores respiratorios, mismos que tuvieron que ser devueltos por mala calidad. Y llegamos al último caso denunciado de favoritismo presidencial, con los contratos millonarios que la prima del Presidente, Felipa Obrador Olán, tenía con PEMEX, contratos que la paraestatal, ante la presión y una posible investigación por corrupción, tuvo que cancelar de inmediato.

 

Hechos como los anteriores, son la evidencia del porqué la percepción de la ciudadanía no cambia y sigue sintiéndose presa de la corrupción; ésta es la muestra de que aún no se pasa del discurso a los hechos en la 4T, del cómo las palabras de las mañaneras se las lleva el viento. México no merece esta realidad, como ciudadanos debemos responder y actuar, por lo que, con principios y valores, debemos combatir este cáncer llamado corrupción.







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