lunes, 14 de diciembre de 2020

EDITORIAL

El tema que seguramente ocupará la atención de la sociedad en general y de los  medios de comunicación al cierre del año y al inicio del siguiente, será sin duda, el proceso electoral del primer domingo de junio de 2021, en el que se elegirán diputados federales, locales y alcaldes. Elección por demás complicada.


El fin de semana pasado se confirmó que sí irán en alianza los partidos PAN, PRI y PRD. Se aprobó por parte del PAN que se postulen con el Revolucionario Institucional y el partido del Sol, candidatos comunes a la Cámara baja en la elección federal de 2021. De 300 distritos, se acordó que las tres fuerzas irán coaligadas en 158. El blanquiazul encabezará 61, el tricolor 53 y los amarillos 44.


Esto merece un análisis elemental en, por lo menos, tres vertientes. La primera es la parte doctrinaria que dio origen a la ideología de partidos. Suena ridículo y absurdo una alianza entre la ultraderecha y la izquierda contumaz. Los fundadores del PAN, jamás imaginaron un acuerdo de este tipo. El PRI, por su parte, siempre se ha catalogado como de centro-izquierda. Pero en esta ocasión, son propósitos superiores los que deben prevalecer y anteponerse a esos principios doctrinarios e ideológicos que rigen la actuación de los partidos políticos.


En otra vertiente, Morena tiene argumentos de sobra para señalar, descalificar y culpar, a la cacareada “Mafia del Poder” y decir sin tapujos: “Ya ven como son lo mismo”. Haciendo una anti propaganda con sus incondicionales seguidores.


En tercer lugar, lo que llevó a la alianza, es que la del 2021 sería una contienda desigual en donde la oposición se enfrenta al Estado y a una maquinaria de comunicación electoral cuya máxima expresión es la mañanera. Sería  la única manera de ser competitivos ante el partido en el poder, toda vez que no se trata de una justa con suelo parejo, en virtud de que el presidente López Obrador a diario lleva agua a su molino, gracias a sus conferencias matutinas que no tienen nada de informativas y sí, por el contrario, se trata de abierta propaganda electoral a favor de su proyecto político. 


Los momentos que vive el país ante el poder aplastante del presidente de la república, exige altura de miras en los partidos políticos considerados de oposición. Éstos y los sectores de la sociedad opositoras al gobierno, tienen en claro que si no se crea una gran sinergia y comunión de propósitos en torno a quitarle mayoría en la Cámara de Diputados a AMLO, poca cosa se podrá hacer en la revocación de mandato y en la madre de todas las elecciones: la de 2024.


Ante el regreso de la presidencia imperial en donde no se mueve nada sin la venia del presidente, sólo el camino institucional que representan las elecciones democráticas puede revertir esta tendencia, por ello es loable el esfuerzo que hacen estas tres fuerzas políticas al ir coaligadas. De otra manera sería inequitativa ya que intervendrá el Estado en favor del presidente y de sus intereses.





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