lunes, 28 de septiembre de 2020

Por si no lo sabías .- Por. Valente Salazar Díaz

 ¿QUÉ ES EL PENSAMIENTO REACTIVO?



En anteriores entregas de esta sección se han planteado algunas perspectivas sobre la inteligencia, su origen y manifestaciones. Toca ahora al análisis sobre los tipos de pensamiento que integran nuestra facultad de inteligir y que con frecuencia se identifican únicamente con el pensamiento lógico-deductivo o formal, asociado con el análisis de problemas, las matemáticas, la abstracción, etc.


Si bien diversos sistemas de clasificación establecen varios tipos de pensamiento que en ocasiones se podrían hasta contraponer o superponer entre sí, en esta columna nos guiaremos por una clasificación más básica, que propone cinco tipos de pensamiento: reactivo-animal, lateral, lógico, unificado y creativo.


Es importante aclarar que estos tipos de pensamiento, así como en el caso de las Inteligencias múltiples, interactúan de forma continua en nuestra mente y, si acaso, se ven más claramente reflejados unos respecto de otros cuando se precisan para confrontar un tipo de problema determinado. De esta manera, podemos afirmar que no se piensa en igual forma para abrir una lata que para resolver una ecuación algebraica; aunque esto no signifique que un tipo de pensamiento sea mejor o más importante que otro, ya que nuestra mente no se puede fragmentar como un rompecabezas o cerrar en parte como una ventana de Windows ante el surgimiento de un problema determinado.


Comenzaremos entonces por señalar algunas propiedades y aplicaciones del pensamiento reactivo, llamado en algunas clasificaciones reactivo-animal, ya que muchas especies vivientes dan también un cierto grado de adiestramiento y aprendizaje a sus crías, como la perra que “juega” con sus cachorros para enseñarlos a pelear, o la gata que enseña a sus gatitos a cazar ratones acosándolos delante de ellos. 


Este pensamiento es probablemente el que más comúnmente se utiliza dentro de nuestra vida cotidiana; lo primero que hay que distinguir es la diferencia que existe entre éste y un arco reflejo; el arco reflejo es una reacción condicionada que no se integra en el cerebro, sino sólo a nivel de la médula espinal, y permite reacciones instantáneas que nos libran de posibles daños, generalmente. El ejemplo de arco reflejo que probablemente más identificamos como tal es el llamado reflejo rotuliano, en el cual se estimula el tendón de la rótula golpeándolo con un pequeño martillo de goma o incluso con la yema de los dedos, lo que provoca la contracción del músculo    cuádriceps femoral o “el patear” involuntariamente y en forma automática, pero también el retirar la mano cuando tocamos algo demasiado caliente o el “encogernos” ante un ruido imprevisto que nos asusta lo son; así pues, este tipo de reflejos son reacciones automáticas y que han evolucionado como un sistema de defensa ante el peligro, fundamentalmente.


En el caso del pensamiento reactivo, en cambio, existe un procesamiento cerebral a nivel de hipotálamo -que es la estructura encargada de regular funciones tan importantes y básicas como la regulación de la temperatura, la percepción de sed y hambre y la regulación hormonal- y este pensamiento se ve estrechamente relacionado con la memoria. En cierto sentido podríamos considerarlo como un “pensamiento de sobrevivencia”.


Un ejemplo bastante claro de pensamiento reactivo lo podemos observar en el boxeador que, al pelear con un oponente a su mismo nivel, debe usar la guardia adecuada, moverse en el ring, esquivar o bloquear los golpes del rival y responder tirando los propios golpes para vencer en el encuentro. Aquí  podemos ver el resultado de años de entrenamiento, en los cuales el deportista no sólo fortalece su cuerpo, sino que además memoriza las combinaciones de movimientos que le permitirán enfrentar a su adversario y lograr el triunfo.


En nuestra vida cotidiana también usamos este pensamiento cuando, después de aprender a manejar, logramos evitar un accidente inminente usando tanto nuestros “reflejos” como los mandos del vehículo; la sola cantidad de reacciones fisiológicas que intervienen cuando un pavimento mojado u otro conductor distraído nos hacen sobresaltarnos son, a nivel cerebral y muscular, asombrosas.


Podemos decir, para concluir, que este procesamiento es aquel que se encuentra en la base fundamental de nuestra supervivencia y que, aunque no exista de momento un “Premio Nobel” al pensamiento reactivo, todos lo utilizamos cotidianamente –y a veces en forma inadvertida- para navegar exitosamente por la vida. 


Ya en próximas entregas abordaremos los demás tipos de pensamiento que integran a la mente.

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