lunes, 28 de septiembre de 2020

San Jerónimo, Doctor de la iglesia y padre de la exégesis bíblica


Eusebio Hierónimus o San Jerónimo de Estridón nació hacia el año 340 en la región de Dalmacia, en la actual Croacia. De familia noble y letrada, estudió latín y griego en Roma y después en Galia y en Tréveris, donde transcribió numerosos libros para su biblioteca. 


Entre los años 353 y 358 vivió como un anacoreta penitente en el desierto, sin ningún contacto con el resto del mundo. Su virtud llegó a oídas del Papa Dámaso I, que le nombró su secretario particular y le encargó la traducción de las Sagradas Escrituras del griego y el hebreo al latín de uso común. Aunque fue ordenado sacerdote, la incomprensión y las envidias de la curia romana le llevaron a retirarse a un monasterio cerca de Belén, donde siguió trabajando en sus libros hasta que murió en el año 420. 


La traducción vulgata de la Biblia, escrita por San Jerónimo entre el 382 y el 405, se convirtió en una referencia fundamental para el mundo cristiano medieval, y se mantuvo sin variaciones hasta la implementación de los modernos análisis exegéticos del Humanismo renacentista. Por todo ello es considerado Padre de la Iglesia, uno de los eruditos más importantes de la Antigüedad, y el santo patrón de los traductores, bibliotecarios e intelectuales.


Los atributos característicos de acuerdo con su biografía son: va vestido de cardenal de la iglesia con un capelo o sombrero de ala ancha, está sentado en un sillón leyendo un libro apoyado en un atril, que hace referencia a su labor como erudito y traductor de la Biblia. Una calavera y un crucifijo, que aluden a su penitencia en el desierto. La calavera invita a la reflexión sobre la muerte y sobre la vanidad de las cosas, lo que conduce a la virtud; mientras que el crucifijo es un símbolo habitual entre los ascetas para rememorar la Pasión de Cristo.


También ha sido representado como un eremita en la gruta del desierto, generalmente acompañado por un león, que representa la fuerza de la palabra. Para la mentalidad providencialista de la Edad Media, esta leyenda se convirtió en una metáfora de la fuerza bruta vencida por la piedad cristiana.


El que sea el Santo Patrón de Coatepec, obedece a que alrededor de 1600, la iglesia, a través de la Arquidiócesis de Xalapa, controlaba la región que incluía parte de Puebla y Oaxaca. En ese tiempo, la población es congregada por religiosos franciscanos, con el nombre de San Jerónimo Coatepec. En 1702, a iniciativa del gobernador de indios Luis de San José y el capellán Pedro Jiménez del Campillo, se traza el pueblo en el lugar que hoy ocupa. Fue entonces cuando se asentó formalmente como San Jerónimo Coatepec, siguiendo la tradición de denominar a las poblaciones de la Nueva España con el nombre de su santo patrón.


En su honor se celebra, cada 30 de septiembre, el Día Internacional de la Traducción.

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