lunes, 28 de septiembre de 2020

CON-CIENCIA - Por: Ivan Morales

 Doctores de la Peste ¿Por qué el pico?



 En la Europa del siglo XVII, los médicos que atendían a las víctimas de peste vestían con un traje que desde entonces tiene matices siniestros. Se cubrían de pies a cabeza y llevaban una máscara con un largo pico como de pájaro. La razón tras estas máscaras puntiagudas era una idea equivocada sobre la naturaleza misma de la enfermedad.


Durante esos periodos de brotes de peste bubónica, pandemia recurrente en Europa por siglos, los pueblos afectados por la enfermedad contrataban “médicos de la peste negra”, quienes practicaban su “medicina” a ricos y pobres por igual. Estos médicos prescribían brebajes y antídotos que se creían protectores contra la peste, escuchaban últimas voluntades y hacían autopsias.


El traje se atribuye con frecuencia a Charles de Lorme, médico que atendía las necesidades médicas de las realezas europeas del siglo XVII. De Lorme esbozó un vestuario que incluía un abrigo cubierto de cera perfumada, pantalones de montar dentro de las botas, camisa fajada, y sombrero y guantes de piel de cabra.


En la cabeza el equipo era particularmente extraño: los médicos de la peste negra usaban una suerte de lentes y una máscara con nariz “de medio pie de largo con forma de pico, llena de perfume con solo dos hoyos, uno a cada lado cerca de las fosas nasales, pero suficiente para respirar y transportar, con el aire que uno respira, el aroma de las hierbas retacadas a lo largo del pico”.


Aunque los médicos de la peste negra vistieron estos atuendos por toda Europa, la figura fue tan icónica en Italia que “médicos de la peste negra” se convirtieron en marcas de la Comedia del arte y los carnavales y aún hoy es un disfraz popular.


En épocas anteriores a la teoría microbiana de la enfermedad, los médicos creían que la peste se diseminaba por medio de aire envenenado que podía crear un desequilibrio en los humores o fluidos corporales de las personas. Se creía que los perfumes acres y dulces eran capaces de fumigar las zonas azotadas por la peste y proteger a quienes los respiraban. Los ramilletes, el incienso y otros perfumes eran comunes en esa época.


Los médicos de la peste llenaban sus máscaras con triaca, un compuesto con más de 55 yerbas y otros componentes como polvo de carne de víbora, canela, mirra y miel. Los médicos de la peste podrían haber sido reconocibles de inmediato, pero hasta el advenimiento de la teoría microbiana de la enfermedad y los antibióticos modernos, su vestimenta no proveía protección real contra la enfermedad.

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