lunes, 8 de febrero de 2021

REFLEXIONES Héctor Hernández Parra.




Dos notas recientes pusieron en entredicho el decreto gubernamental de Cuitláhuac García, en el que nuevamente se limitó el acceso en calles principales de algunas ciudades veracruzanas del 28 de enero al 2 de febrero. Se insistió en adoptar las medidas para protegerse del virus que nos ataca silenciosamente, la recomendación oficial de quedarse en casa, de usar el cubrebocas, de no compartir los espacios a menos de metro y medio de distancia.


En medios y redes casi de manera simultánea en Coatepec y Teocelo la negligencia dio la nota.


Primero un operativo policiaco para intentar hacer cumplir la disposición del gober, para suspender un compromiso social en un salón de festejos para millonarios ubicado a la salida hacia Xico.


En unos momentos vimos a damas y catrines en la banqueta esperando volver a la fiesta y escuchar el clásico “usted disculpe”. Llegaron los militares a retirar a la policía, Protección Civil y otros cuerpos que intentaron cumplir con su deber, se les comentó que la fiesta estaba satisfaciendo los intereses de “alguien de muy arriba”.


El otro numerito se dio en Teocelo, la ciudad del Dios Tigre, durante la fiesta de “Santo Entierro” o sea el cuerpo de Jesucristo recién bajado de la cruz y adorado por todos en un ataúd transparente.


La celebración multitudinaria de los sacramentos de iniciación que se llevaron a cabo en el Templo de la Asunción de la Virgen María, que congregó a cientos de personas.


Nuevamente el cura, nativo de Monte Blanco convoca, enfrenta y expone a la feligresía a un contagio peligroso. Bastaron unas cuantas horas para que don Hipólito Reyes Larios, Arzobispo de Xalapa disculpara olímpicamente al padre Hugo, argumentando que ya se tenían los compromisos religiosos. Ni la Iglesia ni el Estado asumen sus responsabilidades


El pueblo se confunde y reacciona enviando todo hacia el desacato. Por ello abarrota el transporte público, en colectivos, en mercados, justo en la nariz de los agentes de tránsito.


Cuando uno observa que algunos tienen el poder de ignorar las medidas sanitarias abusando de su posición, pensamos que no hay compromiso para acompañar el sacrificio popular del resguardo esperanzador.


Así nos damos cuenta que estamos solos, así de grave.



Correo electrónico   hectorhernandezparra77@gmail.com


  




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