Por segunda semana consecutiva el gobernador del estado Cuitláhuac García, emite decreto por el que se restringen las actividades comerciales y sociales debido al aumento de contagios. Sobre todo, haciendo un llamado a la conciencia de los jóvenes, que han minimizado el riesgo y continúan socializando normalmente como si nada pasara. Las estadísticas muestran un panorama muy delicado y un número exponencial de contagios. Estamos al inicio de una tercera ola de COVID-19, ya lo aceptó el mismo Presidente, que podría protagonizar, además, alguna de las nuevas variantes del coronavirus, más contagiosas y agresivas.
Estamos en una carrera entre las vacunas, las variantes del virus y la vigilancia, cuyo desenlace sigue siendo incierto. El riesgo exige la aceleración del ritmo de vacunación y el fortalecimiento de las actividades de vigilancia epidemiológica. La vacunación no es la única herramienta con la que contamos para el control de la pandemia, pero sí es la más útil.
Esta tercera ola, contiene el surgimiento de cepas de coronavirus más peligrosas. Sabemos que los virus van mutando y fortaleciéndose cada vez que se reproducen, y que las variantes más contagiosas y agresivas -como la variante delta, responsable de la reciente tragedia en la India- tienden a prevalecer. Hasta ahora, todas las variantes conocidas son susceptibles a la mayoría de las vacunas. Para evitar la aparición de cepas resistentes, es necesario acelerar el ritmo de vacunación a fin de detener el proceso de reproducción del virus.
Hasta antes de las elecciones del 6 de junio, el ritmo de vacunación contra el COVID-19 parecía el adecuado. Sin embargo, en las últimas semanas el ritmo de vacunación disminuyó, lo cual ha reconocido el propio presidente Andrés Manuel López Obrador. El ritmo debe retomarse cuanto antes con el objetivo de alcanzar una alta cobertura de vacunación antes del inicio de la temporada invernal.
Es muy importante no desatender las actividades de vigilancia epidemiológica. Es recomendable ampliar el uso de pruebas para la detección que deben aplicarse no solo a personas sospechosas de padecer COVID-19, sino también a personas asintomáticas en riesgo. También es necesario fortalecer los sistemas de rastreo de contactos no vacunados que deberán aislarse. Finalmente, es indispensable seguir promoviendo la sana distancia y el uso de cubrebocas en los espacios públicos, los sitios de trabajo y las escuelas, sobre todo en los lugares cerrados.
Una de las razones por las que esto ha ocurrido es debido a que el virus se ha vuelto mucho más contagioso, pero la principal y más importante razón es el aumento en fiestas de graduación, bodas y bares al tope, entre otros eventos del mismo tipo.
Parece que cuando se dice ‘semáforo verde’, se pierde todo el cuidado que había. Nuestra obligación es actuar con responsabilidad, reforzando las medidas sanitarias, manteniendo la fortaleza, paciencia y acelerando la inoculación para frenar la tercera ola que puede ser, incluso, más letal que meses previos, debido a la cantidad de variantes encontradas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario