lunes, 12 de julio de 2021

En Tránsito... - Por Jesús Ricaño Herrera

 La acera y su historia



Desde tiempos muy remotos la calle ha sufrido varios cambios a través de la historia, por ejemplo en la antigua Pompeya, se puede observar en las ruinas de esta ciudad sepultada por una épica erupción volcánica un espacio especial para peatones, separado del arroyo de circulación, igual que en otras ciudades griegas, en el medioevo esa costumbre desapareció. En Europa, concretamente en Londres, las calles eran lisas, polvosas, sucias y todos sus usuarios se movían desordenadamente mezclados unos con otros, había puestos ambulantes, carruajes y personas a pie transitando en este caótico mar de gente, como referencia sólo tenemos que remontarnos a los años 1754, era común hablar de conflictos viales, la capital de Inglaterra tenía entonces unos 600 mil habitantes.


El boom de la revolución industrial atrajo a infinidad de almas de la isla británica a la gran orbe, con la esperanza de encontrar empleo, lo que disparó obviamente el número de pobladores y la creciente necesidad de viviendas, comercios, transporte, alcantarillado e iluminación, los accidentes eran cosa cotidiana, igual los asaltos, las peleas entre vecinos y los homicidios.


Sólo imagine usted por un momento a los coches tirados por caballos recorriendo las calles londinenses, animales de carga circulando, trabajadores, artesanos, obreros, comerciantes y la enorme cantidad de estiércol vertido en las calles, además, desde las casas se arrojaban los desechos a la vía pública, los pobres peatones no sólo debían sortear los peligrosos obstáculos que se les presentaban, sino que además debían evitar la acumulación de excremento de los animales usados para el transporte y las aguas negras estancadas por varios días, secadas por el sol y esparcidas después las partículas por el viento para asentarse de nuevo con las lluvias, es obvio que el foco de infección era bastante importante, después se armaría una comisión de salud en el ayuntamiento para tener las calles limpias.


Debido a que un par de preocupados caballeros expusieron al Parlamento la necesidad de contar con calles limpias, seguras y bien iluminadas para los peatones, en el año 1762 se logró llevar a discusión esta propuesta y fue autorizada para su aplicación, se invirtió bastante dinero para lograr ese propósito.


Para el año 1766, se reguló con una Ley llamada Pavimentación e Iluminación, que entre otras cosas ordenó la construcción de un espacio para transeúntes, el cual consistía en una superficie elevada unos centímetros por encima de la zona de rodamiento, alejando así a los viandantes de los peligros de las calles, además, esta elevada superficie ocultaba una red de cañería y alcantarillado que distribuía el agua y los desechos, evitando el estancamiento y el peste en la ciudad.


Más adelante se fue mejorando la idea, se colocaron lámparas de aceite, los nombres de las calles y se enumeraron las casas para una mejor ubicación, el resto de Europa tomó las ideas inglesas e hicieron lo propio, es obvio suponer que en México también tomamos las ideas británicas, aunque muchas de nuestras ciudades tienen banquetas bastante irregulares, la traza urbana así lo determina.


Lo cierto es que hoy día en las banquetas de nuestra bella ciudad de Coatepec, encontramos lamentablemente excremento de perros, basura, alcantarillas rotas o sin tapa, motocicletas, ciclistas, materiales para la construcción, vehículos abandonados, charcos llenos de agua que los nada amables conductores pisan a gran velocidad salpicando hacia las personas en las aceras y vendedores ambulantes obstruyendo el seguro tránsito de peatones, como si estuviéramos habitando hace 267 años en la antigua Londres padeciendo del desorden y de los focos de infección.


Esperemos que pronto, entre todos, nos hagamos cargo de un mecanismo que nos lleve a contar con calles con banquetas limpias, ordenadas, bien iluminadas y seguras, mientras tanto le agradezco a usted el favor de su tiempo al leernos, no se distraiga, circulemos con seguridad, tenga buen trayecto. Comentarios a jojerihmx@gmail.com

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